Joaquín Sabina regresó al Auditorio Nacional, «el primer lugar donde cantamos en América», para presentar su nuevo álbum Lo niego todo, que lo regresó a los estudios después de ocho años.

«Este es un concierto especialmente emocionante para nosotros porque es el primero de esta gira. Porque este templo de la canción para nosotros es el más importante de América Latina, ha acabado siendo nuestra casa y en eso ustedes tienen mucho de culpa», dijo el cantautor español.

A diferencia de otras ocasiones, Sabina arrancó con ocho canciones del nuevo disco para después seguir con sus éxitos y concluir con los temas “Contigo” y ” Pastillas para soñar”.

Todo empezó cerca de las seis de la tarde. Se escuchó un vals instrumental con el clásico “Y nos dieron las 10” y apareció el intérprete, vestido con un traje morado, una playera negra y su característico sombrero de bombín. La primera que cantó fue “Lo niego todo”.

Su nuevo disco incluye ritmos que van desde la balada, el rock y hasta el reggae y tiene canciones inspiradas en México y en personajes entrañables como el escritor Gabriel García Márquez. Del autor de Cine años de soledad recordó su último encuentro.

Para la segunda parte del concierto, se cambió de vestuario (sombrero blanco y detalles negros y una camisa gris con franja negra) y sacó su guitarra. Tocó “Boulevard de los sueños rotos”, acompañado de Chavela Vargas y José Alfredo Jiménez en las imágenes de fondo.

Le siguieron “Ruido”, “Peces de Ciudad”, “19 días y 500 noches”, “La Magdalena” y “Medias Negras”, entre otras.

Después de las ocho de la noche, el Auditorio estalló en un grito cuando sonaron las primeras notas de “Contigo” y cerró con “Pastillas para soñar”.

El próximo martes tendrá su segunda fecha.