¡El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga, chilangos! Sabemos que pasan los años y la cosa se pone peor: ya no aguantas las desveladas, la piensas antes de ponerte una borrachera porque la cruda es mortal, tu panza comienza a abultarse y te duelen cosas que antes no.

Pero ánimo, ahora tienes más experiencia y estamos seguros que te pagan mejor que cuando tenías 18 años (eso esperamos) ¿quién quiere ser un mocoso de secundaria cuando puedes ser un prometedor chavorruco?

Estamos seguros que de repente te pasan ciertas cositas que te hacen sentir que no estás tan amolado: por ejemplo, saber que todos tus amigos de la Universidad se reúnen a tomar café como viejitos mientras tú todavía aguantas una divertida borrachera e ir todos los días que dura el Vive Latino. ¡Así que brindemos por esos pequeños triunfos sobre la edad!

1.- Empecemos con las mujeres ¿qué se siente que te metas a las tiendas donde hay talla cero y te quede la ropa? ¡en su cara, chavitas!

2.- La mejor señal de que no estás ruqueando es que conozcas a la mayoría de las bandas del festival Capital. Y tus amigos siguen oyendo a Gloria Trevi, ya ni la amuelan.

3.- Cuando uno de tus amigos de generación dice “yo no tengo Twitter porque no le entiendo” ¡y tú ya estás en Snapchat!

4.- No importa cuántas veces lo oigas o quién te lo diga: cuando se refieren a ti como “¿qué se le ofrece, joven?” sabes que no estás tan arrugado.

5.- Que te pidan tu credencial del INE para venderte alcohol o que te dejen entrar a algún lugar. Hasta la sacas con gusto, caray.

6.- Tu condición física habla por ti: que puedas subir las escaleras del Metro sin que te dé un infarto al miocardio es todo un win.

7.- ¿Has sentido ese retorcido placer cuando los amigos de tu edad se la pasan hablando de bebés y tú sólo piensas en la fiesta de la siguiente semana?

8.- Cuando por precaución te haces un chequeo médico y no sales tan mal en triglicéridos o colesterol ¡que me traigan otro bistec con papas!

9.- No eres chavorruco, es que la ropa del departamento de “Caballeros” nomás no va contigo.

10.- Le entiendes a los programas de MTV…. No, esta es mentira, nadie los entiende pero por lo menos sabes de qué se tratan (¡que ya es un gran avance!).

11.- Sección de los placeres culposos: te pones a leer revistas de chismes, la sección de cómics o te pones a ver caricaturas en Netflix. Y sabes de qué se tratan, que es lo mejor del asunto.

12.- El insano gusto de vivir solo y aventar todo: ropa, zapatos, bolsa, mochila. Ahí luego la recogerás.

13.- Guardas una parte de tu salario en comprar videojuegos. Aunque tu novia se enoje. Ya de perdida tienes tu cuenta en Steam.

14.- Los hobbies “de niños”. Puedes ser coleccionista de Lego o de figuras de acción sin que necesariamente signifique que te vas a poner a jugar a media noche. Es sólo por diversión.

15.- Todavía tienes proyectos pendientes, puedes repensar las cosas, haces tu plan de vida. Sabes que tu trabajo de oficina no es para toda la vida.

16.- La manera chilanga de ver las cosas: no te espantan las cosas nuevas, sabes que hay que ser tolerante, piensas que tener un perro amarrado a la azotea está mal, te involucras en causas sociales. No te dejas llevar por la apatía.

17.- Llegas muerta de la oficina el viernes, pero si tus amigas arman el plan, te cambias de ropa y ¡vámonos!

18.- No te clavas en eso de “tiempo pasado fue mejor” sino que todavía quieres aprender cosas, como idiomas o nuevos programas. Y lo logras.

19.- De tu grupo de amigos rucos eres “la persona rarita”: sabes torrentear, haces check-in, encuentras libros, bajas música ¡son coshah del diablo! *cof cof*

20.- Te ríes de cosas absurdas. Y créanos, ésa es la mejor forma de sentirte joven de nuevo.

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