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Por: Alan Luna

Si tuviera que musicalizar mi vida, el “I’m Wide Awake, It’s Morningde “Bright Eyes” sería uno de los discos indispensables. Conor Oberst es capaz de condensar sentimientos que todos, en algún momento, hemos sentido. Algunos se lo atribuyen al abuso de sustancias, pero yo no lo creo. Simplemente hay artistas que nacieron para escribir nuestras vidas.
Con un vínculo muy particular con México, Conor regresó al DF después de varios años de ausencia y fue como si nunca se hubiera ido. Los clásicos de “Bright Eyes” sonaron legendarios y las nuevas canciones fueron recibidas con gran entusiasmo. Fue una tarde en que la lluvia ya se había hecho presente, pero las emociones son incontenibles e irreprimibles. Nada podía evitar que las voces se conectaran, y nada lo evitó: Conor es un maestro indiscutible, y agradecemos que nos lo traigan en cada ocasión.