Pese al intenso frío y a la amenaza de lluvia, el lugar lucía repleto mucho antes de que la cantante y compositora arribara al escenario, poco después de las 9 de la noche. Antes, Comisario Pantera, banda chilanga, fue la encargada de calentar los ánimos del público.

Tras la dulzura del pan, Carla interpretó “Me haces existir”, original de Monocordio, y la cual enchinó la piel y arrebató suspiros. En ese instante, la oriunda de Tecate, Baja California, tomó su guitarra para no soltarla durante todo el concierto. Lucía contenta, llena de buena vibra y lista para entregarse al público ávido de ella.

“Voy a chillar”, murmuró una chica al escuchar los atisbos de “Estas lágrimas”, canción que se desprende de su primer EP, “Aprendiendo a aprender”. En ese instante las voces femeninas estallaron en gritos de gozo, al sentirse identificadas, quizás, con alguna parte de la melodía.

“Esta es una canción de cuando andas y no andas”, dijo la Morrison. La frase, festejada por el público, fue el preludio para “Falta de respeto”, parte de su nuevo disco “Déjenme llorar”. Luego vino “Hasta la piel”, una canción bailable con saborcito norteño.

Tras interpretar “Como es”, la cantante hizo un petición a su público “puro amor y paz, cero violencia, cero sangre, puro amor”. También dejó claro que ella no se anda por las ramas en cuestión de amores. “Si quieren a alguien, díganselo”, sentenció.

Sin duda, una de las canciones más coreadas fue “Pajarito del amor”. En ese instante se quedó sola en el escenario y se transformó en pura voz y acordes. Después vino “Esta soledad”, uno de sus temas más entrañables, y al que añadió un trocito de la legendaria Creep de Radiohead. Aquí los gritos alcanzaron su punto máximo.

Al cantar “Eres tú”, invitó a Javier Mejía, de Enjambre al escenario para tocar la guitarra. En ese punto, los asistentes sólo pedían una cosa, “Compartir” y Carla los complació. Luego vino “Déjenme llorar”, la cual encabeza su nuevo disco, que se presentará en el Vive Latino.

Tras aventar rosas rojas a los asistentes y agradecerles por su presencia, la Morrison culminó su presentación con “Yo sigo aquí” y “Una salida”, temas con los que cerró una noche repleta de melancolía, acompañada de Francisco Salas en la batería, Miguel Sandoval en los teclados, Mariel Mariel en la flauta y Sonido Landon en el bajo.

Pero, si Carla Morrison fue la encargada de abrir la caja de Pandora de los sentimientos, los chicos de Enjambre llenaron de energía al público. Al filo de las 11 de la noche hicieron su aparición, en medio de los gritos de euforia de sus seguidores. Iniciaron con “Intruso”, para después seguir con canciones como “Ausencia de cocina”, “Cambiante”, “El último tema”, “Elisa, mi hortaliza”, “Dulce soledad” y “Madrugada”.

Luis Humberto (voz), Julián (teclados y guitarras), Rafael (bajo), Ángel (batería) y Javier (guitarras) aprovecharon para agradecer a sus fans por el apoyo recibido desde sus inicios y que pese al frío, continuaran bailando y cantando sus canciones a gritos.

Sin embargo, eso no era todo, ya que casi al término del concierto, la Morrison regresó al escenario para interpretar “La duda”, junto a Luis Humberto. Aprovecharon para bailar un poco, ante un público feliz y satisfecho. Sin duda, fue la sorpresa de una madrugada chilanga que apenas se insinuaba.