La reina del pop del siglo XXI regresa con el disco más esperado del año. Billie Eilish lanzó este 30 de julio su segundo disco, Happier Than Ever. Producción esperadísima luego de que la joven de 19 años tomara al mundo por sorpresa junto a su hermano Phineas con increíbles canciones hechas en su cuarto, que acumularon casi 50 millones de oyentes mensuales

Happier Than Ever tiene la obligación de continuar el legado de los hermanos Eillish, que con su debut, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? del 2019, lograron casi 1,500 millones de reproducciones tan sólo en Spotify. De entrada, este segundo disco se presenta como una obra más madura y cuyo tema central es: ¿Cómo ha cambiado la fama mundial la vida de Billie Eillish? Según su propia opinión?

El disco inició su producción exactamente hace un año, el 30 de julio de 2020, y demuestra la madurez de Billie Eillish para hacer un proyecto redondo que puede pasar, mínimo, la prueba de una fecha de entrega. Desde los primeros tres sencillos que liberó se podía ver una mujer más en contacto con su cuerpo y sexualidad como con el tema “Lost Cause”.

Los hermanos Eillish cambiaron explosividad por emotividad

Cada vez que la rompió Billie Eillish en años anteriores, su característica voz susurrada estaba envuelta de una música infecciosa que se te pagaba a la base del cráneo y te hacía de mínimo mover el pie. En la segunda pieza de su discografía, los hermanos originarios de Los Ángeles, California, pusieron en segundo plano los beats pegajosos para darle más espacio a la voz de Billie que, con sólo 19 años, tiene mucho que contar sobre la vida adolescente en el ojo público.

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Es un hecho que este disco tiene menos decibeles que el anterior y que el sonido de bossa nova y pop inspirado en lo-fi dominan las texturas, sin embargo, el ADN de Phineas en la producción se sigue mostrando en temas como “Oxytocin” que incorpora un beat techno y un sintetizador más pesado. Además de que el track homónimo del álbum, “Happier Than Ever” es un tema que inicia tranquilo y cuya intensidad aumenta en torno al clímax más trascendente del álbum.

Al final, este disco marca un antes y un después en la carrera de Billie Eillish que decidió seguir explorando su habilidad como compositora en lugar de hacer más de los mismos hits que le ganaron millones de seguidores en años pasados. Suene como suene y diga lo que diga, el impacto de este disco se medirá en cuanto a su impacto a mediano plazo cuando sepamos si podrá desbancar a su debut en esos 1,500 millones de reproducciones.

La música es benevolente y un gesto de introspección como éste se le permite a cualquier artista y más a una estrella como Eillish, habrá que ver si la industria, un personaje menos amable, la respalda.