Ya sabemos que la dinámica del Marvin implica moverse de un foro a otro, recorriendo así la Roma y Condesa. Pero esta vez el reto fue mayor porque teníamos no sólo a la tremenda contingencia ambiental —que no nos ha dado tregua—, sino a un viento que de vez en cuando llevaba gotas de lluvia incluidas y un calor que literal, traía a todos los asistentes sudando la gota gorda.

La zona donde más se sufrió el calorón y la venta de cervezas frías no paraba, fue en el Covadonga. Tanto en el salón como en la cantina sentías como te deshacías con tan sólo sentir el roce de otro ser humano.

De hecho un vendedor de raspados hizo el negocio de su vida afuera, calmando la sed de asistentes con diablitos de tamarindo o de grosella —los más vendidos según sus propias palabras—. Y hasta aprovechó para decorar su carrito con globos del festival. «Para que vean que vengo en sintonía, señorita», nos dijo.

Foto: Jimena García Mtz

De todos los foros, quizá donde experimentabas una sensación de descanso y podías refrescarte era en el Parque España. Lo malo es que —dejando de lado la contaminación— el viento comenzó a alocarse como a las cinco de la tarde y te llenaba de tierra y hojas. Lo cual terminó por correr a algunos de los asistentes.

El espacio para las propuestas electrónicas que se colocó en el Pata Negra, hizo que el público asiduo a este bar se molestara porque no podían entrar normalmente, sobre todo después de las 8 de la noche.

«Yo no vine al festival, pero vengo aquí casi cada sábado y no es posible que no pueda entrar sin pulsera», se quejó una chica. Sin embargo después de las 9:30, el bar dio su servicio normal.

De las dos hasta las seis de la tarde, recorrías todos los escenarios, desde Covadonga hasta el Foro Bizzarro, y la mayoría —si tenían fortuna—, se llenaban a poco más de la mitad. Pero conforme llegó la noche, cada uno logró atraer a bastante gente, sobre todo en Multiforo 246, Cinespacio y el Escenario Levi´s en la Cantina Covadonga.

La decoración de Indio en las entradas de las venues fue de la cosas padres que te encontrabas. También se agradecía el transporte constante de lugar a lugar y que jamás se acabara la dotación de cerveza fría.

Al final no vimos a los asistentes tan prendidos, pero al menos con shows como los de Tropikal Forever, Boom boom kid o She’s a tease se animaron a bailar un poco y como nos dijo un asistente al final de la noche: «Lo chido de que esta madre se haga en la Roma es que aunque no alcanzaras pulsera para el after party, aquí siempre hay donde echar la fiesta». Sabiduría chilanga en su máxima expresión.