Luego de una década de espera, el DJ holandés Armin Van Buuren regresó a México con su gira ‘Only Intense’. Ésta no podría ser titulada de mejor manera pues se trata de casi siete horas de un espectáculo lleno de luces, bailarines, acróbatas, instrumentos en vivo y energía desbordante que conforman un deleite sensorial.

Pasadas las 20 horas, una burbuja se colocó en medio de las miradas para iniciar con las primeras armonías para animar a los asistentes. Conforme el aforo comenzaba a saciarse en el Palacio de los Deportes, la forma esférica sobre la escenografía atisbaba que ahí se encontraba el neerlandés cinco veces nombrado como mejor DJ del mundo.

Con una sombra que emergía esporádicamente, los gritos se hicieron sentir por parte de un público que segregó a una mínima parte la ‘banda YOLO’ para darle paso a amantes del trance.

Tras una artística coreografía de su cuarteto de bailarines, unas manos aparecieron en las pantallas gigantes para develar a Armin debajo de la burbuja. El europeo pidió a los chilangos que esta noche fueran intensos con él… y así fue.

Los visuales en tercera dimensión provocaban la inmersión en una travesía que conjuntaba la música orgánica y la electrónica. Con incursiones espaciadas de guitarras, bajo, batería, violín y piano, Armin demostró que la interpretación de instrumentos en vivo no está peleada con los beats. Al contrario, conformó un show de alta calidad musical.

Las proyecciones ‘Eat, sleep, rave, repeat’ auguraban una presentación maratónica. ‘This is what it feels like’ sirvió para que las miles de almas percibieran que ahora Van Buuren tenía el control de sus impulsos. Huyendo del protagonismo cada que podía, el DJ dejó que brillaran sus seis cantantes sobre el escenario, además de los acróbatas que por medio de trampolines desafiaban la gravedad.

El track ‘Save my night’ desató la euforia y Armin lo disfrutó tanto que utilizó su GoPro para grabar el momento y de paso tomarse una selfie con recinto capitalino. ‘We are here to make some noise’, ‘Can’t sleep’, ‘Forever is ours’ y el remix de la canción de Frozen ‘Let it go’ también sonaron a través de las bocinas.

Van Buuren empuñaba sus audífonos al aire cada que daba paso a un nueva canción, se notaba extasiado y el público le correspondía. ‘Not giving up on love’, ‘Broken tonight’ ,‘In and out of love’ y una interpretación a dos voces de ‘Shivers’ mantuvieron el trance que expedía adrenalina entre los sudorosos cuerpos.

Con casi veinte años de trayectoria, el holandés tenía mucho por ofrecer y no escatimó en el tiempo. Las horas de pie no menguaban la resistencia mientras los beats conservaron su intensidad. ‘This silence hearts’ corrió a cargo de sus seis espectaculares cantantes, la potencia de sus gargantas hizo vibrar el domo de acero.

Armin tomó el micrófono para agradecer el apoyo, se enfundó en una bandera tricolor con la leyenda ‘Thank you’ y dedicó ‘Communication’ a sus fans mexicanos, pero aún había más. ‘Ping pong’ puso miles de manos en el aire para ondearse en una sincronía perfecta de un lado a otro del lugar mientras pelotas amarillas con caras felices descendían del techo.

Para la sexta hora de concierto, incluso se dio el lujo de tocar los remixes de ‘Animals’, ‘Lose myself’, ‘Let her go’ y ‘Use somebody’. La emoción se notó en el rostro de Armin cuando vio una bandera holandesa entre la multitud, le mandó un beso a la portadora al tiempo que se escuchaba ‘Love you more’.

Con la presentación de todos los integrantes del show y la leyenda Game Over en las pantallas, la velada parecía haber llegado a su final… pero Armin tenía todavía más energía por otorgar. Sin que nadie lo notara, el DJ apareció en el centro de la pista con vinilos en mano para conceder, a la vieja usanza, una hora de pinchazos del trance más puro y nítido. La ola de personas simplemente cambiaron el foco de atención para seguir con la fiesta de un evento inolvidable e claramente intenso.

Tras casi siete horas de un espectáculo que superó todas las expectativas, Van Buuren se despidió de la Ciudad de México pero prometió volver pronto para otorgar de nueva cuenta uno de los conciertos mejor producidos de la actualidad.