Significa un himno para toda una generación. Con este tema, Caifanes quiso rendirle tributo a los estudiantes asesinados en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, aquel 2 de octubre de 1968, a manos del batallón Olimpia, y también a los indígenas del país, quienes a pesar de los años y de "la modernidad", siguen en pie de lucha, conservando sus raíces y sintiéndose orgullosos de ellas.