La noche de un día con un tráfico infernal se pintó de colores pastel justo en el momento en el que Nicolás Godin y Jean-Benoît Dunckel pisaron la tarima del Auditorio Nacional. Un escenario sobrio, libre del cablerío que naturalmente utilizan los múltiples sintetizadores, teclados y guitarras que este dúo utiliza, fue la guarida de estos franceses durante casi dos horas de presentación, que se pasaron como agua. Dunckel del lado derecho, Godin al extremo opuesto, y en medio un baterista que le imprimió naturalidad a la colección de canciones que los de Versalles presentaron.

El recinto de Reforma estaba repleto de un público por demás respetuoso, ávido de escuchar las dulces melodías que durante quince años le han forjado un nombre a esta pareja. Después de un retraso de diez minutos (por eso de los embotellamientos), ejecutaron “Do the Joy” la abridora de su último álbum Love 2. Uno tras otro, los elegantes temas de la banda impusieron una atmósfera etérea en el lugar.

Herederos innegables de Pink Floyd, lograron que la música fuera perfectamente complementada con los visuales. No estaban detrás de la banda, como si fuera un adorno, fueron proyectados sobre ellos, como cuando en tiempos más contemplativos bandas como The Velvet Underground experimentaron con un nuevo concepto de concierto. La música y la imagen convivían de forma armónica. Detrás de los tres músicos, una pantalla gigante dibujaba imágenes abstractas, figuras geométricas que se empalmaban con los ritmos electrónicos o únicamente el logotipo de la banda, con todo tipo de rellenos ad-hoc con las atmósferas sónicas que nos recetaron.

Ambos integrantes se complementan de una forma casi simbiótica. Dunckel propina la sección fría, apoyado de cuatro sintetizadores Moog y Korg, que toca simultáneamente mientras se postra ante el público como una especie de ángel, vestido totalmente de blanco. Godin le imprime el sello orgánico, alternando entre guitarras acústicas, figuras gordas con su Jazz Bass de Fender y ocasionalmente el sintetizador. En la sección vocal, la cosa es al revés: Godin canta mediante un vocoder que le otorga el sentimiento robótico a sus composiciones espaciales y Dunckel, en cambio, alcanza tonos angelicales con la voz limpia. Logran evocar los sonidos del universo, al mismo tiempo que las sensaciones más íntimas, como en “How Does It Make You Feel?”, con una vibra siniestra y al mismo tiempo confortable.

Las canciones complacieron a los fans. Desde las rolas de sus primeros trabajos, como la hipnótica “Talisman” del Moon Safari, hasta las complacientes como “Alpha Beta Gaga”. Todas las composiciones fueron adaptadas para su ejecución en vivo, suenan bien, suenan amarrados y saben matizar.como pocos. “Kelly Watch The Stars” fue ejecutada como si fuera una canción de rock, con la batería punzante detrás. Evitaron las vocales para “Playground Love” y tocaron una versión en la que teníamos que imaginarnos las hermosas letras. “Cherry Blossom Girl” fue introducida por Nicolas con guitarra acústica en mano, mientras que la última de la noche, “La Femme d’ Argent” se convirtió en un verdadero tour de force que dejó a todos los asistentes con una sonrisa en la cara al momento de abandonar el foro.

Air llegó a México ante una multitud que clamaba por ellos, probablemente unos diez años tarde, pero con una anticipación envidiable. Todas y cada una de las casi diez mil personas rindieron ovación a estos gigantes de la electrónica francesa. Espaciales, etéreos, hipnóticos y siempre elegantes. Un par de dandys en el escenario que han tenido momentos gloriosos y otros penosos en su carrera, llegaron a dar lo mejor que tenían. Y lo hicieron muy bien.

Setlist

  • Do The Joy
  • Love
  • Remember
  • Venus
  • J’ai Dormi
  • Missing the Light
  • Tropical Disease
  • People in the City
  • Don’t Be Light
  • Radian
  • Cherry Blossom Girl
  • Highschool Lover (Playground Love)
  • Be a Bee
  • Talisman
  • How Does It Make You Feel?
  • Alpha Beta Gaga
  • Kelly, Watch the Stars
  • Heaven’s Light
  • Sexy Boy
  • La Femme d’ Argent