Desde el piso 22 de sus oficinas en Reforma (con pelotas y salas para jugar Rockband), quienes mueven los hilos en México del sitio de videos más visitado en el mundo, no planean grandes celebraciones para su quinto aniversario más que leves rediseños y algunos videos recopilatorios. La pachanga se la dejan a los usuarios.

¿Y quiénes son esos youtuberos? Serán como los retratan en ese capítulo de South Park (veanvideo) en el que los grandes éxitos de videos por Internet se reúnen para cobrar sus regalías.
El ecuentro de los egos inflados de la ardilla con mirada dramática, el hombre robot, el del baile ridículo, el bebé de la carcajada incontenible, termina en una masacre tras discutir sobre quién tenía el mayor número de vistas.

Asífunciona YouTube, como una plataforma donde se pueden suscitar encuentros y desencuentros entre los usuarios sin que el sitio intervenga más que para censurar el porno y lo que ofende a las buenas conciencias. Y claro, actúa ante las demandas de derechos de autor de 24 países del mundo que los han orillado a desarrollar tecnología en torno al contenido ID.

YouTube ha propiciado un fenómeno inimaginable hace 5 años: 24 horas de video por minuto y más de mil millones de videos vistos al día. Esto explican por qué a Google le brillaron los ojitos ante esta empresa en 2006, cuando con apenas un año y 65 empleados, ya estaba causando ruido. La apuesta le salió en 1.650 millones de dólares, pero valió la pena. Hoy dominan el 40% del videonet por arriba de MySpace.

El modelo de negocios gira entorno a la venta de publicidad que también pueden aprovechar los usuarios. El vocero de YouTube, nos platica que cualquiera puede aspirar a una sociedad según el número de vistas y la originalidad de los videos. Se coloca un anuncio y se obtienen ganancias acordes al número de clicks por video y qué tanto se comparte en otras redes sociales.

Si anda algún youtubero clavado por ahí, díganos si la fiesta trascenderá lo virtual. Nos gustaría ver reunidos a Edgar, el león que abraza, el niño predicador y otras grandes estrellas.

-Ana Felker