Daniel: el hijastro maltratado

Daniel es consultor informático y tiene su negocio en la colonia Romero Rubio, donde ha vivido siempre. Ahí fue donde uno de sus vecinos le preguntó si quería salir en televisión. Él, entusiasmado, no lo pensó dos veces: estaba chavito (en aquél entonces tenía 14 años) y la idea de aparecer en la tele lo sedujo de inmediato. Además le prometieron una paga de 500 pesos, así como conocer a las estrellas del momento.

Su vecino trabajaba reclutando panelistas para el programa Cosas de la vida. A él y a los que aparecerían como su familia los citaron desde temprano aunque las grabaciones fueran en la tarde. “Nos tuvieron ahí desde las 10 de la mañana, ensayando la situación una y otra vez. Si tenías cicatrices, las tenías que mostrar y las usaban para armar el desarrollo de la historia”.

En ese episodio, Daniel hacía de un adolescente maltratado. Otro señor, un bicitaxista de la misma colonia, fungió como su padrastro. A pesar de que todo era un montaje, Daniel recuerda que el público sí creía en la veracidad de los casos.

“Había viejitas que estaban trabadas del coraje. Se ponían muy intensas, insultaban al desgraciado, lo amenazaban. Al señor este incluso lo intentaron golpear en la calle; sólo gente cercana a mi familia que conoce a mis papás sabía que todo era actuado”.

De 500 a 100 pesos

A pesar de que se le habían prometido 500 pesos por su participación, terminaron pagándole sólo 100 pesos. Aunque estuvo desde la mañana en el foro hasta que concluyeron las grabaciones, el staff no le ofreció de comer. Le hicieron firmar un papel en el que cedía los derechos de transmisión de su imagen y le dijeron que le llamarían porque más adelante el programa iba a retransmitirse e iban a pagarle regalías, pero la llamada jamás llegó.

“Un día una vecina tocó a mi puerta para avisarme que estaba otra vez en la tele. Nunca llegaron las regalías que dijeron. Ni siquiera me avisaron para grabarlo, aunque por ahí tengo un VHS que a veces veo para reírme de eso, ya qué me queda. Mi hermana salió en TVO, mi hermano en Chabelo y mi abuelo salía en comerciales. Son cosas de las que con el paso del tiempo te ríes, pero también fue una experiencia que me abrió los ojos a la realidad de los contenidos televisivos. Desde poco tiempo después hasta ahora, ya no veo la televisión”.

¿Rocío sabe que sus panelistas son falsos?

Cuando le cuestiono si Rocío tiene conocimiento de que los casos que se presentan ahí son actuados, recuerda: “tiempo después de que salí en el programa, por casualidad vi un momento en el que Rocío Sánchez Azuara decía al aire: “Adivinen de qué me acabo de enterar: ¡de que los panelistas de ayer eran ficticios! Eso no es posible, esto es un programa para ayudar a la gente, no para que nos vean la cara”. De verdad no puedo con el grado de cinismo que se manejan algunos conductores”.

Aún dándole el beneficio de la duda a la señora Azuara, le pregunto de nuevo si existe una remota posibilidad de que sea su staff el que maneja los engaños pero que ella no sepa. “Se hace pendeja, es bastante sabido que todo es falso. Días después mi mismo vecino, el que se dedicaba a conseguir gente, salió como panelista. Es como en un banco: por mucho que tus ejecutivos y cajeros quieran hacer fraudes, las cosas llevan un visto bueno del gerente. Si fuera una periodista seria como dice serlo pediría una validación del caso, mínimo identificaciones. Hasta los nombres con los que nos presentamos eran falsos”.

Miguel Minoru: ‘el músico minusválido’

Miguel Ángel Minoru tiene 25 años y estudia comunicación, además de tener su propia agencia de edecanes. Cuando se enteró de que una de sus amigas estaba reclutando panelistas para el programa Caso cerradoque se emite por Telemundo, no dudó en darle el sí.

Lo primero que le pidieron fue tener visa y pasaporte vigentes, pues el programa se grabaría en Miami. También le enviaron un correo electrónico con todos los requerimientos que los panelistas deberían reunir. Primero que nada, no haber aparecido antes en la emisión, pues eso podría poner en entredicho la credibilidad del programa. Lo segundo era facilidad de palabra y desenvolverse bien ante las cámaras. Y tercero: si quería cambiar su apariencia para no ser reconocido, podría recurrir a tintes, ropa distinta, incluso maquillaje o lentes de contacto de color, siempre y cuando se vieran naturales. Se le prohibía el uso de pelucas o algo que delatara que se trataba de un montaje.

“En ese programa yo hice a un músico bohemio que estaba lisiado pero que tenía grandes valores morales y que despreciaba una supuesta herencia que nos había dejado mi padre a tres hermanos. La que hacía de mi hermana se la pasaba diciendo cosas como “¿Cómo vas a dejar que el patán de nuestro hermano se quede con la herencia?” y gritaba por todo. Yo decía que el dinero no me importaba, porque yo me podía ganar la vida tocando mi guitarra, era algo así como el bueno del caso. El que salía del hermano patán en realidad es un amigo mío. Esto, lo de Laura Bozzo, todo es lo mismo, pura farsa”.

‘Te pasean, te pagan y hasta te diviertes’

El sueldo base por aparecer como panelista en Caso cerrado es de 120 dólares. Sin embargo, si tienes alguna habilidad especial y la pones en práctica en el programa, te dan un extra. “Yo por ejemplo, toqué la guitarra. Te graban en un set aparte, te hacen un video al que ellos llaman “la evidencia”, simulando que se hace un día aparte de la grabación. Y eso te lo pagan como horas extras, a mí me dieron un total de 160 dólares por las cosas extras que les trabajé”.

En el mail que Miguel me reenvió para verificar la veracidad de su testimonio, el staff de caso cerrado especificaba que se le pagaría el viaje redondo a Miami y una estancia de cuatro días, uno de grabación y el resto serían días libres para que los disfrutara. En la forma migratoria en todo momento debían especificar que se trataba un viaje de vacaciones, jamás decir que iba a una grabación. Me envió también su itinerario de vuelo a Miami.

“Si quieren quedarse más días, es opcional, los viáticos corren por su propia cuenta, pero tienen que decirnos por anticipado para arreglar las fechas de los vuelos y checar la disponibilidad. Aunque el pago en efectivo es de 120 dólares, entre los viáticos, hospedaje y el vuelo, el costo real por el viaje es de más de 1,000 dólares, por lo que esperamos que hagan las cosas de la forma más profesional posible. Cuando terminen de grabar pueden usar su tiempo de la forma que mejor les convenga, pero cualquier incumplimiento podrá ser sancionado no pagándoles y cancelándoles su boleto de regreso”.

Al llegar a Miami, un miembro del equipo los recoge y se les hospeda en el Howard Johnson Plaza Hotel. Sin embargo, si quieren permanecer más días, incluso les sugieren hospedajes más económicos para que disfruten de su estancia en Miami sin que les resulte demasiado costoso. “Te pagan, te paseas y hasta te diviertes. ¿No quieres ir?”, me ofrece Miguel.

‘Algunos casos son dramatizados’

Luego que se pusiera en entredicho la veracidad de los casos presentados en el programa conducido por la abogada Ana María Polo, pues algunos de ellos rayaban en lo ridículo, la producción se vio obligada a colocar una cortinilla al final que dice que “algunos de los casos pueden ser dramatizados”.

Al respecto, la conductora, quien funge de jueza en el programa, asegura: “todos los casos son reales. Sin embargo, a veces cambiamos a las personas porque hay quienes sienten vergüenza de aparecer en televisión y tenemos que usar actores. Hay otras personas que están imposibilitadas para viajar. Sin embargo, reitero que todas las situaciones son verdaderas”.

¿Será que —parafraseando a The Perks of Being a Wallflower— aceptamos la televisión que creemos merecer? ¿Ustedes conocen a alguien que haya sido panelista en alguno de estos programas? Compártanle esta nota para que en los comentarios nos cuente su experiencia como palero de talk show.

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