Dark Michael

En la revisión a la entrada del Patrick Miller, en la Roma,
la chica saca de mi bolsa mis pastillas para la garganta y las tira. Apenas
aclimatándome al high energy, un ninja me reta a entrar a una bolita de
mirones. Bailamos el éxito de las regiomontanas de Fandango: "todos, todos,
todos, todos quieren bailar conmigo esta noche". El ninja no deja de clavarme
sus ojos como dagas, pero me doy por vencida y salgo del redondel.

En el lugar se libran batallas de baile entre rayos láser.
Un señor de traje -"abogado piernas cortas" según YouTube- baila con las nalgas
empapadas de transpiración. Empleado del GDF, me enseña un video donde da un
discurso. Con su dedo sudoroso señala a un señor junto a él: «Es el tío de Peña
Nieto».

Observamos la contienda de bailarines. Sólo una persona,
hecha una piedra, busca la mirada de un concursante atlético -llamémosle
Antonio- y pasa su filoso dedo bajo su garganta: el duelo debe terminar.

Suena Black Eyed Peas y Antonio se molesta. Es delgado,
rostro alargado como caballo, labios negros. Desde el 95 asiste al Patrick. «De
día soy supervisor de la ruta 14 de Iztapalapa, de noche todos me reconocen y
respetan», dice "El Vampiro" o "Lágrima" -pinta dagas en sus mejillas- o "Dark
Michael", porque baila como Michael Jackson.