Matar cuando suspiras

A las 11 am me ofrece ir a calle Villagrán, de table-dances,
o a La Coyotera, paraje travesti. Voy por la tercera opción, el mercado Pulga
del Papa, en la Independencia o "Indepe-Colombia", favela regia que delira por
el vallenato, música del pueblo y de Cobras, Halcones y "zetitas", ejército del
Cártel del Golfo. En el mercado aún dormitan los esqueletos de puestos por los
que corre un viento frío. Camino entre locales con jerseys de Mets, 76ers,
Pistons y sigo a un acordeón que me lleva a un local de CD’s. Qué culpa tienen
tus ojos de enamorar cuando miras / qué culpa tiene tu alma de matar cuando
suspiras, rezonga en una grabadora la Dinastía de Los Reyes Vallenatos.

Antes de irme una chica en un changarro afligido como el
llanto me ofrece una gran salchicha frita con tocino y queso. No sé si aceptaré
por antojo o por su sonrisa. Pero a punto de violar mis arterias, Ximena toca
mi brazo: «Vamos a otro lugar».