Para quedar bien con los jefes hay que hacer horas nalga en la oficina. Cumplir. Aparentar. Pasar tanto tiempo con personas que no siempre te caen bien es complicado. Se genera una especie de Síndrome de Estocolmo, de amor apache hacia tus captores.

Además, como esas jornadas no se reflejan en la productividad, y es imprescindible quedarse en la oficina hasta altas horas, hay que tomar medidas para perder el tiempo de forma amena y clandestina. No se trata de jugar descaradamente al ping pong online o ver porno, no. Hay que saber disimular, quedar bien y, encima, entretenerte durante tu jornada. Éstas son algunas maneras de hacerlo.

Échate una ‘pestañita’

Las visitas alargadas al baño se pueden convertir en pequeñas siestas que ayuden a recuperar las energías. Una “pestañita” de siete minutos, que revitaliza cuerpo y mente. A menos que tus compañeros sean demasiado indiscretos y escatológicos, que también es posible, o que ronques durante tu siesta, lo único que te puede suponer esta técnica evasiva es fama de “estreñido o constipado”. Pecado, sin duda, perdonable.

Party Planner oficinero

Esto es: involucrarte en tontas actividades organizativas: cumpleaños, día de muertos, Halloween, Día del niño, Día de la Secretaría, Día del amor y la amistad, Candelaria, Rosca de Reyes, causal fridays. Por ejemplo, iniciar la cadena de mails para preguntar qué regalo merece la bruja de contabilidad, mujer de la que sólo sabes que tiene estampas de delfines en las uñas. Si te eligen como candidato para ir a comprar el regalo o el pastel, puedes incluso apropiarte de un porcentaje de la “coperacha” o no dar tu parte(corrupción al nivel más bajo y mezquino) y comprar el dulce en el supermercado más barato. Lo malo es cuando esa labor organizativa puede ser más laboriosa que la propia chamba. Cuando eso sucede y pierdes las horas decidiendo entre serpentinas o papel picado, olvídalo, entrégate a tu hoja de cálculo.

Facebookea con destreza

Para poder clavarte en tus redes sociales es importante que tu compu esté situada en un estratégico ángulo muerto. También es necesaria tu mejor cara de concentración, cara de oler un gas, como diría Joey Tribbiani de Friends. Un error a evitar son las risas, por supuesto, y no tener los audífonos conectados. Siempre está el clásico imprudente que deja sonar a todo volumen el último hit musical de Miley Cyrus en plena junta.

El besuqueo mañanero

Dar besos, saludar sin parar, es una de las cosas que más se hacen en las oficinas. A pesar de lo que puedas pensar personalmente, es una actividad que no es mal recibida por los jefes, que piensan que eres buenísima onda porque saludas hasta al guarda con halitosis del estacionamiento. Atención, este reparto democrático de saliva es poco recomendable en épocas en que las gripas están al alza.

Alargar las juntas

Discute sin venir a cuento, pregunta cosas que ya sepas. Finge interés, dale la razón al jefe y únete con él contra algún compañero. La junta ganará en interés para todos si hay pleito. Además, se te verá plenamente implicado, y es que, de pronto, te va la vida en buscar un nuevo distribuidor de papel reciclado para la impresora. Para lograr este objetivo es necesario aprovechar que un compañero diga que algo, lo que sea, no es tan importante. En ese momento, indignado, te levantas y exclamas: “Sí lo es. Para mí lo es”. Si tu jefa no aplaude en ese momento heroico es que no tiene corazón. Ganas puntos y pierdes tiempo, win-win situation.

Conversación seria

La charla intrascendente no está bien vista. Hay que introducir temas serios en la plática. Nadie te cortará si hablas sobre desigualdades sociales o sobre los temas más manoseados del debate público. Todo el mundo tiene opinión sobre el aborto o el matrimonio homosexual. Es aburrido, sí, pero es mejor que chambear. Hay una vertiente más divertida, que es hablar de libros. Nadie te interrumpirá si conversas sobre Carlos Fuentes. No es distracción, es alta cultura.

Conoce a tu jefe

Si sabes que es mocho, dile que en la parroquia de tu colonia celebran una marcha a la Villa o que tienes misa por el aniversario del fallecimiento del primo de tu primo. Si le gusta, no sé, el fut, aprovecha los partidos europeos, al mediodía, para alargar las comidas. Claro que tienes que informarte después, al menos, del resultado, o te saldrá el tiro por la culata.

Escribe a mano

No tiene que ser trabajo, pero siempre lo parece. Puedes empezar un diario, puedes hacer la lista del súper, puedes hacer rankings de películas de zombies que te gusten. Todo vale. Nadie molesta a alguien que anota trabajosamente en una libreta.

Camuflaje

Si tu compu está expuesta, ten siempre, de fondo, una tabla de Excel. Nadie la mirará, nadie la entenderá, puede tener fecha de 2007, da lo mismo. También es importante tener el protector de pantalla desactivado, o verán que no tocas el teclado ni de casualidad.

Lo más honesto sería dejar de sembrar la cizaña en tu lugar de trabajo, no propagar los chismes y pedir una mejora en la jornada, exigir productividad, dejar de ser un mal compañero. Sin embargo, esto no es siempre posible. La oficina es una jungla en la que hay que saber moverse, un campo de batalla… Y, ya saben lo que se dice, en la guerra, como en el amor, todo vale.

¿Qué otros trucos baratos como éstos recomiendas para perder el tiempo en la oficina?

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