¿Qué es esto?

Digamos que delincuentes japonesas, vestidas en uniformes inocentes de colegialas para despistar. Y no uniformes sexys que no dejan nada a la imaginación, sino los clásicos de internado. Acostumbran ingerir resistol (verídico), hacer robo hormiga en centros comerciales, e incluso se prestan a la violación y la prostitución. Su ventaja es que son niñas decentes a las que, si sorprenden, pueden salir con una sentencia menor.

¿Cómo le hago para entrar?

Tienes que ser mujer, primero. Y segundo, estar dispuesta a entrarle a los ilícitos sin chistar.

¿Nos gusta pa’ mexicanizarlo?

Pues claro, en cualquier escuela católica de clase alta hay un grupito de niñas bien que gustan de hacer maldades y travesuras, algunas muy pasadas de lanza.