Nueve horas y en el escenario Vans de Mercado Chilango se escuchó de todo: familia, política, feminismo, machismo, la ciudad, diversidad cultural, social, sexual y tantos temas más con los que los standuperos nos hicieron reír.
“Están muy cabrones”, fue uno de los comentarios más escuchados entre los asistentes que pasaron horas viendo a los nueve diferentes comediantes. Si algo acompañó las risas fue la comida, pues más de uno se eligió algo de comer para ir a sentarse a escuchar buenos chistes.
Macario Brujo dio inicio a la jornada con temas de humor negro que él mismo define como “manchados” para el público, a los que —la neta— no les importó y lo recibieron con mucho cariño y buenos aplausos.
Le siguió Paco Maya y la experiencia que caracteriza a Fran Hevia. Los aplausos empezaron a subir junto con el tono de las rutinas, el calor y el ambiente.
Ana Julia fue la siguiente en arrancar carcajadas por todos lados, valiéndose de su look andrógino y salida del clóset. Tomás Strasberg y Nicho tocaron temas más relajados del día a día y la vida cotidiana.
Mientras tanto las mesas se llenaban cada vez más de comensales, alegría y aplausos. Diego Zanassi prendió tanto al público que hasta los puso a cantar.
Cuando Enrique Hernández Alcázar subió al escenario, el lugar ya no alcanzaba para todos los espectadores; muchos esperábamos la rutina de Enrique, pues conocemos también el tono sarcástico con el que toca temas políticos y de obesidad; ésta vez no fue la excepción.
No hubo mejor forma de cerrar el escenario que con Ricardo O’Farril, quien con su humor característico crudo y ácido sobre temas de la Ciudad, la escuela y hasta el presidente, junto con toda la energía desbordada y haciendo homenaje a nuestro “chilanguismo” no paró de hacernos llorar de risa durante más de 60 minutos.
Estos chavos, en efecto, están muy cabrones.