Dicen que detrás de todo hombre hay una gran mujer, están equivocados:Detrás de una gran mujer hay un mandilón complaciendo sus caprichos. Hombres, aceptémoslo. Es nuestra naturaleza.

El amor hace que hasta el más macho fornido ‘peloenpecho’ se vuelva un koala indefenso cuando está con su mujer. Así de simple. Pero hay quienes exageran y más que pareja parecen bestias domadas por un terrible látigo en forma de mujer.Pero bueno, qué se le puede hacer. Son las leyes de la vida y no se pueden alterar. Es el orden del universo.

Decidimos ponernos el mandil y analizar 10 situaciones que, inevitablemente, gritan: ‘¡Soy un mandilón!’.

No soy mandilón, goe…

La primera señal de que eres un mandilón es que no te ves como tal a pesar de que todos tus amigos te critican, tus compañeros de trabajo te señalan y tu familia se ríe de tus ridiculeces.

“Ok, mi amor. Lo que quieras”

Si revisando tus conversaciones por WhatsApp, o Facebook, encuentras que esta frase es un elemento recurrente, ¡Felicidades, tu mandil está bien puesto!. Ahora (si tu mujer te lo permite), resígnate y pórtalo con orgullo (antes de que te peguen).

Todo movimiento requiere su aprobación

¿Vas a salir? Evidentemente no te mandas solo, chavo. Tienes que pedir la aprobación de tu mujer. Ella decide si tu plan de ‘ir por unas chelas con tus cuates’ es buena idea, o si el plan de ‘quedarte en casa y hacerle la cena’ es la mejor opción.

La privacidad es opcional

¿Has escuchado el término ‘Community Manager’? Son esos tipos que manejan las redes sociales de las marcas, comentan, contestan publicaciones y están al tanto de todas las noticias. Pues tu mujer es el equivalente a esto, pero en tu vida. Ella lo ve TODO.

Tú llevas los pantalones (a la lavadora)

De pronto ese rol social de que ‘el hombre trabaja, la mujer se encarga de la casa’ quedó en el pasado. Probablemente, ahora tú eres quien cocina, lava los platos y los baños mientras ella se divierte viendo Sex & The City. ¡Karma, machos!

Ella decide lo que se te ve bien

Antes de conocerla vestías playeras de bandas, jeans deslavados, converse rotos y sudadera. Ahora, pantalón planchado, camisa de botones y ya distingues las distintas tonalidades del rosa.

Adiós, amiguitas

Cuando pasan los días empiezas a notar que tu lista de amigas es cada vez más corta. De pronto recuerdas que tu mujer explotaba cada vez que salías con tus amigas. Así que no te sorprenda si te obliga a usar una playera que diga ‘AMO A MI NOVIA’ cuando te vayas de fiesta.

Ella dice: baila, tú dices: ¿así te gusta, mi amor?

A veces, la mandilonería llega tan lejos que hasta los pasos de baile son juzgados por la mujer. De pronto ya está mal que bailes dubstep como loco, ahora debes comportarte y mantenerte a la altura de lo que está cool para tu mujer.

Ya no tienes miedo de hacer el ridículo

Decirse apodos cursis como ‘cosita’, ‘amorcito’, ‘bebé’ y demás nombres con un grado muy bajo de testosterona es algo común para ti. Ya no te da miedo que te escuchen tus amigos, o tus padres. Incluso hay quien lo disfruta.

“No me consientes, no me amas”

Y todo esto lo hacemos porque ellas saben perfectamente cómo manejarnos. Apenas protestamos porque de plano no queremos cumplir alguno de sus caprichos y nos aplican el “ay, pensé que me amabas”. Y pues, uno tiene que demostrar su cariño. Aunque a veces exageramos.