El neo-macho chilango

(mejor conocido como “El güey”)

La neo-chica chilanga

(mejor conocida como “La vieja”)

Este torvo sujeto ya no es más el macho de las películas de Pedro Infante. En esos años al menos era caballeroso e idealista. Ha encontrado que el futbol (o incluso la filatelia o el ajedrez) puede despertarle pasiones más profundas y duraderas que una mujer, por ejemplo.

Este individuo altamente competitivo ya no es más la mujer decente que solía ser en las películas de Pedro Infante. Se ha dado cuenta que si logra disimular su locura hormonal de cada 28 días, en general es bastante más inteligente que el neo-macho.