El nombre dice mucho de lo que dicen los demás de ti. Si te
llamas Mael, sabes que estás condenado; si te cambias el nombre a Max Power,
como Homero, puedes ser el jefe de jefes en minutos.




Pero si te llamas James Bond, Pocahontas, Masiosare,
Terminator, LadyDy o Anivderev, tu
vida será un infierno. “¿Cómo se llama joven?” “Me llamo Terminator Gómez”…




O Brian Pérez… al menos lo hubieran escrito Brallan, ¿no?




Esos nombres son reales y son de puros chilangos. No, aunque
parezca chido llamarse Terminator, no lo es. De verdad. Por eso hay una iniciativa de ley en la Asamblea
Legislativa para evitar nombres “infamantes” (así les dicen ellos, no es
nuestra culpa).

Así que si se aprueba, adiós a tu idea de ponerle Darth
Vader o Milhouse a tu próximo hijo.