O

Oso: “¡Qué oso!”, “¡De pelos!”, “¡De lujo!”: líneas de expresión que ni el botox puede detener.

P

Pacto, El: a partir de 1982 los ajustes salariales se empezaron a calcular en función a la inflación esperada en lugar de hacerlo con el incremento registrado en los precios del año anterior. En diciembre de 1987, Miguel de la Madrid presentó el Pacto de Solidaridad Económica. En enero de 1989 Carlos Salinas aplicó la siguiente etapa conocida como el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico. El objetivo de ambos fue contener la inflación atacando diferentes factores. El triste y muy resumido final de ambos, apunta “El Fisgón”, fue congelar salarios y liberar precios. Situación que sufrimos hasta hoy.

Panchitos, Los: (Sex Panchitos Punk). Con tres jefes de nombre Francisco, esta pandilla fue un termómetro de la descomposición económica. Desde la zona de los tiraderos de basura de Santa Fe (que ahí seguían mientras se construía la Ibero) los Panchitos robaban y golpeaban en las colonias de Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo. Llegaron a juntar 500 chavos banda armados de chacos y cadenas que, por lo menos, tenían la consigna de no matar. El gobierno los acabó los acabó coptando y desarticulando. Sus sucesores los BUKS (Bandas Unidas de Kiss) no tuvieron tanta suerte.

Pelazo: Amanda Miguel se quedaba corta. El chiste era esponjarte el pelo lo más que pudieras con la ayuda de bases para permanente, difusores, tenazas y cuanto líquido tuvieras a la mano. No importaba el largo: había que tenerlo arriba como si te hubieras electrocutado. Pero el punto crucial era el copete: primero le echabas harto esprai y desde la raiz lo levantabas lo más que podías con un cepillo redondo (si sentías que el calor de la secadora te quemaba las raíces era buena señal). Luego de subirlo y subirlo, lo dejabas caer de lado tapándote media cara o de frente, cual ola hawaiana, generando un tunel los usos prácticos de este copete, como el poder detener un vaso mientras bailábamos, nunca los pudimos percibir.

Penal, Pena: Hugo Sánchez salía en un comercial de Coca-Cola haciendo un tiro penal con el que ganaba un partido. El 7 de junio de 1986, frente a Paraguay la realidad recreó la situación y justo falló el penal que tanto nos habían vendido. Moraleja: los anuncios nunca son como nos los pintan y el triunfo siempre nos la pinta. El comercial no volvió a salir en la tele.

Pique: personaje que era un chile verde con bigotes, un sombrero y un balón. Un albur que México hizo pasar como mascota oficial en el Mundial.

Prau-Prau: de evidente connotación sexual, estas palabras fueron un misterio gramático. No sabíamos si eran sujeto, verbo o la muestra de que Brozo era un “ojeto” directo e indirecto.

Pulga, La: Marcos Efrén Sariñana, vino desde Cuautla Morelos, a rescatar cuerpos de entre los escombros del terremoto. Rescató a tantos que se volvió legendario: dicen que escarbaba a mano limpia.

Q

¿Qué nos pasa?: en 1986 y durante cuatro años, Héctor Suárez presentó cada martes una comedia con personajes muy agudos que le pegaron a nadie en general y a todos en particular. Y particularmente nos pegaron sus expresiones: Del (fósil) flanagan ¡Queremos rock! O «a la juventud no se le reprime, mano, se le orienta». Rigoleto, el tendero y su «Chicharrón de puerco y puerca» Del Destroyer cuando respondía sus «Pus nomaaás» Doña Zoila, madre culpígena, nos dio «Por poco me muero cuando tú naciste… por poco me desangro». El Picudo, fue el tipejo que nos aventó «Nenorra» y «Vamos a matar al oso sin piedad a puñaladas». Sin duda, la frase más pegajosita fue la de Ciriaco: «No hay…»