Ésta, la verdad no es una idea tan mala porque –en el fondo– todos creemos que sirven, pero nos da pena que nos vean usándolas. Si nos la regalan, tenemos la excusa perfecta para perder peso sin esfuerzo. Eso sí, que no sean los trastes que aguantan comida por décadas, los jeans que levantan las pompas o las pulseritas magnéticas. Mínimo que sea un Bio Shaker.

Mínimo un Bio Shaker.