En la primera mitad de los 80 no teníamos muchas opciones para descubrir la música del mundo, por lo que sin YouTube o Spotify dependíamos de lo que las disqueras, las estaciones de radio y la televisión nos presentara.

Además, el ritmo del mundo era otro, por lo que las novedades tardaban varios meses en llegar, por lo que no nos quedaban muchas opciones que quedarnos con lo que veíamos en Siempre en Domingo, donde salían los artistas que hoy llenan los auditorios del País, como Emmanuel, Mijares, Yuri, Dulce, Flans, Pandora o Timbiriche.

En ese contexto, una de las cantantes que verdaderamente nos hizo escuchar algo diferente fue Madonna, quien envuelta en escándalos morbosos, canciones con temáticas inusuales y una imagen que no se parecía a nadie, nos demostró que todavía no se había inventado todo en la música.

Hoy, sus críticos dicen que ya está grande, que ya no es original lo que hace y que es una artista sin grandes novedades, pero en 1984 de verdad demolió estereotipos y rompió con el aburrimiento de una industria que no hacía más que repetirse a sí misma (aunque, bueno, lo sigue haciendo).

Aquí va una descripción de aquellos tiempos, en donde Madonna nos hizo suspirar o escandalizarnos, además de que nos ayudó a descubrir que no todo en el mundo era Rocío Durcal.

Las voces femeninas

En la primera mitad de los 80, las estrellas musicales femeninas eran cantantes maduras como Lupita D’Alessio, mientras que las promesas eran otras baladistas, como una joven Yuri que cantaba una atrevida canción llamada “Maldita Primavera”.

Había otras más “alternativas”, como la argentina Amanda Miguel, que con una gran cabellera y su potente voz cantaba (o gritaba) frases como “reina de un monstruooo de piedraaa… con el corazóoon… de pieeedraaa…”.

Otra cantante femenina de la época que “rompía estereotipos” era Crystal, una chica invidente que tocaba el piano y que contaba con una muy agradable voz temas de su autoría con los que pedía que la trataran suavemente y otras frases románticas. Por cierto, quien manejaba su carrera era un todavía no tan “famoso” Sergio Andrade.

Y así por el estilo iba la escena femenina de la música en español en México, la cual estaba dictada por un puñado de estaciones de radio y sellos discográficos, además de un programa de televisión.

Siempre en Domingo

Héroe y villano, el conductor Raúl Velasco era quien, a través de su programa “Siempre en Domingo”, dictaba quién se convertiría en estrella, así que cada semana había que “chutarse” a los mismos cantantes con la esperanza de encontrar algo nuevo.

Lo más fresco en ese año eran las estrellas infantiles como Timbiriche, que era un grupo formado básicamente por hijos de importantes personajes del espectáculo, o chavitos que cantaban canciones “de grandes”, como Luis Miguel, que prometía olvidar a su chica empeñando su palabra de honor.

José Luis Rodríguez “El Puma”, Julio Iglesias, José Luis Perales y el “Querida” de Juan Gabriel era lo que dominaba en la radio y en las tiendas de discos, como Discorama.

En cuanto al rock, bandas como El Tri y artistas como Rockdrigo González cantaban un rock más bien urbano que era una herencia de los 70, mientras que en lo más emergente de ese género había cantantes como Ricky Luis, que se atrevía a interpretar letras con frases como “gorda, vieja, fea y con arrugas de más, creo que te pareces un poco a tu mamá…”. Pero la historia era la misma: si no sonabas en la radio o no salías en Siempre en Domingo, era como si no existieras.

De la música en inglés tampoco había mucho, ya que las estaciones de radio, como Radio Hits o Radio Éxitos, se dedicaban principalmente a transmitir baladas, horas enteras de los Beatles y hasta música disco.

Inclusive, cuando un grupo de artistas estadounidense se reunieron en “USA for Africa” para cantar “We Are The World”, muchas de las estrellas que participaban en el video eran poco conocidas por la audiencia mexicana.

Like a Virgin

En ese contexto, la televisión y la publicidad (mediante productos como Pepsi) difundían a un artista muy original que cantaba pop, pero para el ideario colectivo cantaba algo así como rap, y que a pesar de que había arrancado su carrera desde niño, empezaba a ser muy famoso por estas tierras: Michael Jackson.

Con su música y sus originales videoclips (¡zombies bailando!), Jackson llamó inmediatamente la atención de una audiencia conservadora que estaba acostumbrada a escuchar canciones de amor.

Además se llevó varias horas de análisis para saber si la música de Michael Jackson era apta para las familias; hasta Jacobo Zabludovsky le dedicó una semana de análisis en un programa de debate que conducía llamado “Contrapunto”.

Ahí se abrió el camino para que artistas más “raros” aparecieran en la escena, como Boy George, un travesti que encabezaba un grupo llamado Culture Club y que cantaba “Karma Chameleon”, o Cyndi Lauper, una chava con originales vestuarios y que decía en una de sus canciones que las chicas sólo querían divertirse.

Pero la imagen más original fue la de una chica que poseía una voz poco agradable pero que cantaba una canción llamada “Like a Virgin”, y que cuando se conocía la traducción de la letra (“como una virgen tocada por primera vez”) podía escandalizar a cualquiera (aunque José José ya cantaba cosas como “esta noche te voy a estrenar”).

Se trataba de una tal Madonna, sin apellidos, y que en radio no era tan atractiva como sí lo era en sus videoclips, los cuales sólo podían verse en los canales de Estados Unidos que llegaban por Cablevisión y las antenas parabólicas o a través del único programa de la TV abierta dedicado a transmitir música en video y que se llamaba “Video Rock” (pasaba semanalmente por canal 5).

Así, en la emisión vespertina se podía ver la versión editada de “Like a Virgin” y en la de medianoche se disfrutaban los 15 segundos del videoclip en donde Madonna hacía movimientos más “provocativos” que hoy son casi imposibles de detectar.

Era la época en la que las canciones en la radio se presentaban en español, por lo que decir “Como una Virgen” no era opción, así que preferían programarla en los horarios donde no era necesario decir cómo se llamaba.

Madonna también se atrevía a cantar “Material Girl” o a besar a un niño en los labios en “Open Your Heart” después de que ella se “exhibiera” como una bailarina de table dance. Todo eso atentaba contra las “buenas costumbres” de la música en México, pero que, de cierta forma, le abrió la puerta a otras expresiones, como el “sufre mamón” o “mi agüita amarilla”.

La versión mexicana

La imagen de Madonna era tan fuerte que no tardó en tener su versión mexicana, cuando Yuri salía vestida exactamente igual a ella y con coreografías idénticas, pero cantando frases como “¿sabes lo que pasa cuando dices que me quieres?”. Hasta en un especial de televisión reprodujo la imagen de un noticiario estadounidense que la presentaba como “la Madonna Mexicana”. Es neto.

Es más, videoclips de artistas como Daniela Romo tenían impresionantes parecidos con algunos de la intérprete de “La Isla Bonita”.

Ya después llegaron las Flans, las Gloria Trevi, las Alejandra Guzmán y hasta las Thalía, que representaban el nuevo lado femenino de la música vistiéndose como ellas querían o diciendo que eran ellas quienes ligaban sin tener que incorporar frases a sus canciones como “que me perdone tu señora”.

Así que Madonna, nos guste o no, ayudó a cambiar la forma en la que escuchábamos la música en los 80, por eso le estamos agradecidos y valoramos su aportación. Si nos sigue gustando o no, es otra historia.

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