Seguro habrás notado que a últimas fechas algunas mujeres han optado por dejarse crecer el pelo de las axilas. Es más, algunas hasta han decidido ponerle color a su mata axilar argumentando que, si se puede pintar el pelo de la cabeza, ¿por qué no podría ponérsele color también al pelo de las axilas? Muchas de ellas buscan, a través de esto, cambiar los cánones de belleza impuestos.

Esta actitud no ha estado exenta tanto de críticas como de opiniones favorables, que ven en ello una suerte de “segunda liberación femenina”. Pero entre que son peras o son manzanas, ¿desde cuándo las mujeres empezaron a depilarse y por qué lo hicieron? Hay una historia oculta tras ello y al parecer es un tanto más oscura de lo que piensas.

Ropa sin mangas, la culpable

Era el año de 1914 cuando en la revista Harper’s Bazaar de los Estados Unidos, apareció una imagen que mostraba a una modelo, con un vestido sin mangas —algo considerado vanguardista y retador en esa época, si tomamos en cuenta que en aquél entonces los trajes de baño llegaban hasta las rodillas— y con una postura poco común: el brazo levantado y ¡una axila completamente libre de vello!

Si bien la depilación de otras partes del cuerpo era una práctica bastante común —de hecho tanto en Egipto como en la antigua Roma las mujeres se depilaban las piernas y el pubis con ceras y navajas— las axilas se mantenían con el pelo natural pues no era considerado “antiestético” que las mujeres conservaran esa zona poblada de vello.

Pero con la llegada de esta nueva tendencia de las blusas sin mangas, llegó también una nueva imposición para las mujeres: así como se depilaban algunas otras regiones, ahora también tendrían que depilarse las axilas.

Ahora bien, hay quienes señalan que esta tendencia fue introducida a propósito por la empresa King Camp Gillette, como una forma de incrementar sus ganancias. Es decir, que hicieron una especie de publirreportarje —algo muy común en nuestros días— diciendo que esta tendencia en la moda sería el nuevo boom que las mujeres deberían seguir.

La teoría no suena nada descabellada si pensamos que aunque Gillette creaba productos hechos exprofeso para las barbas y bigotes masculinos, no tenían un producto especialmente dedicado para ellas. Esto representaría, sin duda, una gran ventaja comercial y les permitiría duplicar sus ventas al expandir su mercado hacia el sexo femenino.

La primera máquina para depilar las axilas

No es de extrañar sólo unos meses después, en 1915, después de que “misteriosamente” apareciera la tendencia de usar blusas sin mangas y las consiguientes axilas depiladas, Gillette lanzara un producto exclusivamente pensando en ellas: el ‘Milady Décollétée’. A diferencia de las navajas “de uso rudo” pensadas para los hombres, este artilugio era bastante más costoso y venía en un estuche de marfil forrado con terciopelo y satín.

Otra de las cosas que lo convertía en un verdadero objeto de deseo para las mujeres de clase alta, era que el cuerpo de la máquina estaba bañado en oro de 14 kilates. El producto se vendió muy bien a pesar de su elevado costo (5 dólares, que eran una pequeña fortuna para la época) y robustecieron las ganancias de la empresa Gillette, que encontró un nicho de mercado que hasta el momento había estado olvidado.

Así que si tienes una amiga o conocida que ha optado por dejarse crecer el vello de las axilas como acto anticapitalista, piénsalo dos veces antes de criticarla, porque el depilarse esa zona no es una necesidad “real”, sino un invento más de la moda y del mercado que siempre ha buscado nuevas formas de hacernos llegar más y más productos.

¿Te imaginas cómo sería la moda actual si a Gillette no se le hubiera ocurrido expandir su mercado? Las axilas de las mujeres vivirían más libres de prejuicios y menos irritadas, seguramente.

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