Esta serie también estaba hecha por stop motion pero con muñecos de plastilina. Son las aventuras de Pingu, un pequeño pingüinito que vive con sus padres, va a la escuela y le encanta la soda con el pescado crudo. Su mejor amigo es una foca y se la pasan jugando cerca de su iglú. No sólo la animación era notable, sino que en menos de 5 minutos te contaban una historia que tenía una moraleja, como el cariño de los padres, el papel de hermano mayor y la importancia de la amistad. Lo malo de su duración es que luego llegabas un poco tarde y ya se había acabado, pero otro día sería. Todos sabíamos que así sería.