Parques de diversiones del DF que ya no existen

O bien, ya son diferentes

Cuartoscuro

La Ciudad de México tiene una tradición de parques de diversiones que se remonta a un gusto de los chilangos por los juegos mecánicos desde las ferias callejeras y ambulantes que todavía persisten en algunas celebraciones.

En los tiempos de modernidad que vivía el DF a mediados del siglo 20, abrieron grandes parques de diversiones, muchos ya cerreron y otros siguen operando, aunque con un concepto diferente al que tenían inicialmente.

Aquí presentamos la historia de seis parques de diversiones localizados en el DF y sus alrededores que fueron la delicia o el objeto de deseo de millones de chavitos que los veían diariamente en la televisión y que añoraban conocerlos, especialmente aquellos que no tenían la oportunidad de ir a míticos destinos, como Disneylandia.

Los Juegos Mecánicos de Chapultepec

Los parques de diversiones con juegos mecánicos iniciaron en Estados Unidos a finales del siglo 19, cuando se crearon icónicos conceptos como Coney Island, en Nueva York; sin embargo, hacia la Segunda Guerra Mundial, dejaron de ser lugares atractivos, hasta que a mediados de los 50 abrieron Disneyland y, a inicios de los 60, Six Flags, llevando la idea de estos lugares a los niveles que se conocen en la actualidad.

En ese contexto, en octubre de 1964, el entonces Presidente de la República, Adolfo López Mateos, y el legendario Regente del Distrito Federal, Ernesto P. Uruchurtu, inauguraron “los Juegos Mecánicos de Chapultepec”, localizados en lo que se conocería como la Segunda Sección de Chapultepec.

El principal atractivo de ese lugar era una espectacular Montaña Rusa de 34 metros de alto y construida totalmente de madera; sin embargo, la combinación de diversos factores, como la falta de mantenimiento adecuado y la fuerte crisis económica que se vivió por aquellos años, obligó a cerrarla en 1982.

Los Juegos Mecánicos eran manejados por el Departamento del Distrito Federal (el nombre del gobierno local en ese entonces), por lo que la operación dependía del presupuesto público, así que la remodelación de la Montaña Rusa y de todo el parque tardó varios años.

Finalmente, en 1987, se volvió a abrir al público la Montaña Rusa y se remodelaron algunas otras atracciones para que, a inicios de los 90 (cuando los aires privatizadores soplaban por todo México), se tomara la decisión de vender el parque a la iniciativa privada. En diciembre de 1993, el mismísimo Carlos Salinas de Gortari asistió a inaugurar lo que desde entonces se conocería como La Feria, que era parte de un proyecto llamado “Chapultepec Mágico”, que nunca acabó de cuajar.

Los Juegos Mecánicos Infantiles

También a finales de los 60 y hasta mediados de los 80, a unos metros de los Juegos Mecánicos, se encontraba una versión “mini” llamada “Juegos Mecánicos Infantiles” para que los chavitos pudieran subirse a pequeñas ruedas de la fortuna, cohetes espaciales y “montañas rusas” para principiantes (hoy en las ferias callejeras hay juegos para niños que son mucho más manchados).

Ese parque, que se localizaba en un amplio terreno frente a lo que hoy es el Museo del Niño y que ha sido sede de varias cosas más, cerró sus puertas sin pena ni gloria, ya que los juegos para niños se incluyeron dentro de las instalaciones de La Feria.

Skatorama/Divertido

Siguiendo las tendencias gringas, esas que tanto amaban los satelucos en los 70, se creó en la zona de Lomas Verdes (OK, geográficamente no es Satélite, pero para los chilangos, sí) una pista para patinetas que llegó a ser una de las mejores del mundo y que fue bautizada como “Skatorama”.

Con los años, ese lugar evolucionó y se construyó una pista de patinaje sobre hielo; además, se colocó una alta y peligrosa torre (dicen que medía más de 20 metros) conocida como la Telaraña, en donde los chavos se lanzaban a diferentes alturas en unas redes formadas por gruesas ligas negras (había que tener cuidado, porque las caídas no eran necesariamente seguras). También había un gran tobogán de lona y aire conocido como las Cascadas (también se llamó las Nubes), en el que había que lanzarse desde la parte más alta evitando quemarse los codos y brazos con la fricción.

Posteriormente, en ese mismo terreno, localizado a un costado del Periférico Norte, se creó el parque “Divertido”, en el que se concentraron ésas y otras atracciones, como una mezcla entre bungee y columpio llamado “Skycoaster”, en donde tres personas podía volar a toda velocidad.

También hubo algunas cosas un poco más guarras, como una “montaña rusa” llamada Space Mountain, que era una copia chafa de la icónica atracción de Disney World, con todo y luces estroboscópicas para dar la sensación de estar en el espacio.

Era la “casa” del Gato GC (los que eran chavitos en los 80 no necesitan que les expliquen quién era ese personaje) y sumamente publicitado en la TV, hasta que cerró sus puertas por ahí de finales de los 90.

Reino Aventura

En 1982, justo cuando México empezaba a vivir una de las peores crisis económicas de su historia (que llegó después de años de supuesta “abundancia”), abrió sus puertas el primer parque de diversiones de nivel mundial en el País: Reino Aventura.

Siguiendo un concepto similar al de los parques de Disney, donde las atracciones se dividían en “pueblos” –como el vaquero, el polinesio, el suizo o el infantil-, fue el lugar al que todo chavo ochentero quería ir.

Localizado en las entonces lejanas faldas del Ajusco, Reino Aventura alcanzó su madurez cuando en su acuario recibió a uno de los personajes chilangos más memorables de la historia: Keiko, que era una orca que llegó en 1985 y que estelarizó, además de su show, varias telenovelas y la película Liberen a Willy, que hizo que en 1996 iniciara un proceso para que fuera liberada. Finalmente llegó a mar abierto en 1998 y murió en 2003 tras no adaptarse del todo a la vida natural.

En este parque había un castillo al estilo Disney (aunque muy región 4… tanto que en su interior había un negocio de videojuegos), juegos memorables como el vuelo alpino y restaurantes de comida rápida, mala y cara. También tenía a Cornelio, su mascota y botarga al estilo Mickey Mouse.

En 2000 fue vendido a la cadena mundial Six FLags y cambió su nombre, pero su esencia sigue siendo la misma para quien conoció el concepto original… aunque ya no están Cornelio ni Keiko.

Plaza Show

Cualquier satelucho ochentero que se respete visitó Plaza Show, un amplio parque de diversiones localizado en las muy lejanas tierras de Lago de Guadalupe, en Cuautitlán Izcalli, en donde lo más llamativo era una zona en donde se podían conocer a dinosaurios robóticos que, para los chavitos de la época, resultaban sorprendentes, especialmente porque todavía no existía el filme “Jurassic Park”.

Entre sus atracciones, tenía troncos locos y un barco vikingo, además de que contaba con buena publicidad en televisión, pero tenía un gran punto en contra: estaba muy lejos.

Aguas Salvajes

El DF también tuvo su parque acuático. Inaugurado en 1979, Aguas Salvajes ofrecía albercas y toboganes a los chilangos que no podían viajar a la playa, especialmente en épocas de calor, aunque abría todo el año. 

Era un balneario tipo Oaxtepec, con intenciones de seguir el ejemplo de las albercas públicas europeas y muy adelantado a las playas públicas de los gobiernos de izquierda del DF del siglo 21; llegó a recibir a miles de visitantes y fue muy publicitado en televisión. Concesionado por el gobierno del DF, ese parque también se llamó “La Ola” y “El Rollo”

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