Cuando nos abruman los problemas sin solución, lo mejor es ir con un psicólogo calificado que te dará tu terapeada: estos profesionales del diván están calificados para guiarte por el buen camino. Si de plano no tienes dinero para ir a uno, los amigos siempre te pueden echar la mano. Pero si de plano necesitas que te escuche alguien ajeno, hay un montón de personas en la ciudad que por las características de su profesión están capacitados empíricamente para servirte de oreja.

Hay oficios en nuestra ciudad -y en casi todo el mundo- que deberían de tener un título en psicología recreativa porque sirven como paño de lágrimas. Claro que algunos nada más te dan el avión o te escuchan para sacarte más dinero, pero aún así agradecemos que estén ahí para escuchar día con día las desdichas de los clientes ¿Te ha tocado desahogarte con ellos?

Taxista

Los taxistas deben ser los campeones a la hora de escuchar problemas porque lo hacen en tiempo récord: unos 20 minutitos de tráfico y listo. Además tienen la gran ventaja de que improbable que los vuelvas a ver así que puedes contarles cualquier cosa. Su larga experiencia escuchando a los pasajeros les permiten dar juicios rápidos “Híjole joven, el otro día se subió un pasajero que tenía el mismo problema, pero le dije que mejor renuncie a su trabajo”. Son lo más parecido a un psicólogo porque te cobran por minuto, sales del auto rapidito y suben en seguida al siguiente sufrido ¡que les den su título!

Peluquero

El peluquero es tu consejero de toda la vida y tu psicólogo de cabecera. Hay quienes vamos mes con mes al mismo lugar y por el hecho de convertirnos en clientes frecuentes, el pelucas se sabe dónde trabajamos o cómo va nuestra vida. Nos dan consejos, nos ven crecer, saben cómo nos gusta el casquete corto. Alabados peluqueros que hasta dan consejos por una módica propina ¡qué servicio!

Estilista

Existe el cliché de que las mujeres que están deprimidas se van a cortar el pelo para levantarse el ánimo. Lo que sí podemos asegurar es que muchos estilistas son expertos en lenguaje corporal, y saben perfectamente si su clienta está de humor para un cambio de look o para cortarle nomás las puntitas. En algunas zonas de la ciudad cuesta casi lo mismo que un psicólogo profesional pero debe ser más difícil porque si a la mujer no le gusta su corte, saldrá más deprimida ¡son unos héroes!

Cantinero/barman

Entras a la cantina o bar y te paras en la barra. Al grito de “¡un whisky doble!” sientes cómo se te calienta la boca y comienzas a platicar con el cantinero/barman de lo mal que te va con tu mujer; él asiente la cabeza, mientras seca sus vasos con un trapo y piensa “ya llegó otro borracho”. Eso sí, te sigue sirviendo y sirviendo hasta que te sacan cargando. Este no es precisamente un psicólogo, pero de que ha escuchado las historias más extrañas, eso es seguro.

Mesera de cantina

¡Este es patético! Puedes imaginar la escena de un oficinista que va a la cantina por su cervecita y después de unos tragos le pide a la mesera que se siente un rato. Ella lo hace con el firme propósito de que el cliente se quede más tiempo, pero aún así deben de tener una paciencia de santo sacarle la plática y hacer que se sienta mejor para que no se vaya. Imaginamos que una buena cantidad de esos borrachales deben de terminar con la frase “tú shí me entiendesh *hic* voy a regreshar más seguido *hic*”

Teibolera

Sin comentarios: tal vez pienses que la chica que está sentada en tus piernas está interesadísima en los problemas que tienes con tus compañeros de trabajo pero definitivamente sabemos que no te está prestando mucha atención ¿eh?

Otros empleos que se nos ocurren son el empleado de banco que debe de escuchar porqué el cliente no puede pagar, o las enfermeras de hospital que sólo van a cambiarte el suero y escuchan durante horas a los pacientes.

¿Tienes un empleo que te obligue a terapear a las personas? ¡cuéntanos!

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