Bandasha
Patrono de los antros pirrurris

Fue inaugurado el último año de la década y se convirtió en el primer antro clásico de Bosques de las Lomas. Además de sus instalaciones, que explotaron el concepto “rinconcito romántico”, y bebidas referencia como El Tarzán, aprovechó al máximo los dotes histriónicos de los cadeneros: “Joven le agradecemos su visita a Bandasha, pero por el momento nos reservamos el derecho de admisión”, fue una de las frases más crueles de la década.

Ahí llegó a actuar la reina de la música disco Gloria Gaynor, al igual que Paul Anka. El lugar estaba tan de moda que los meseros ganaban en seis meses lo suficiente en propinas para comprar autos del año. A mediados de los 80 se convirtió en refugio de teenagers y en 2007, en una redada, se sorprendió a 70 adolescentes consumiendo alcohol.

News-Magic Circus
Rivalidad Norte-Sur
No había noche de viernes o sábado en que no se apareciera un famoso, sobre todo los “timbirichos”, en el Magic Circus, el lugar de reunión de los chicos Ibero, del Pedregal, Polanco, Lomas y San Ángel, además de famosos de Televisa. Era el escenario preferido de las secciones de sociales, y donde comenzó la moda de perder la virginidad al interior de los autos en las calles cercanas.

Era EL antro, al cual iban todos aunque estuviera en el norte del DF. Hasta que llegó el News, en Pedregal, unos meses después.

Si en la Biblia se mencionan las rivalidades entre hermanos, entre El Magic y El News, ninguno era Caín, porque ambos destilaban freséz.

Con sus luces fantasy, de esas que formaban un abanico luminoso imitador de rayos láser, su gran barra con barmans robasuspiros, jaulas de baile y gabinetes con mesas nacaradas al estilo de los Bisquets Obregón, El Magic era el otro refugio pirrurris.

“Uno echaba un bolado para ver si iba al Magic o al News. A veces las tardeadas del primero podían volverse la cachondería andando. Mi primer faje oficial lo tuve en el Magic, por eso guardo muy gratos recuerdos”, asegura Iliana, quien muestra orgullosa algunos amarillentos recortes del periódico El Sol de México, donde aparece retratada en el antro.

Bar 9
El arcorirs llegó al DF
En la calle Londres, en la Zona Rosa, marcó historia a finales de los 70 al ser uno de los primeros lugares gays. Nadie lo dijo oficialmente, temerosos de la censura del gobierno, pero era un secreto a voces que ahí las distinciones por la preferencia sexual quedaban atrás. Se convirtió en punto de reunión de hetero y homosexuales: la “gente bonita que no discriminaba”. Entre esferas de espejo, pisos de luces y reflectores estroboscópicos, muchos admiradores de Travolta ejecutaron sus mejores pasos de baile. La música venía directo de Londres y lo mismo se escuchaba el incipiente house que lo más under de la música disco.

Danzetería
Llegó la barra libre
Un boom de excesos y vanguardia para el entonces desorientado ambiente nocturno de la Zona Rosa. Fue inaugurada exactamente un año después del temblor del 85: una invitación a dejar atrás el luto por la tragedia y reconstruir la vida nocturna. Ahí fue introducido el concepto de “barra libre”, todavía sin alcohol adulterado. “La música -The Cure a todo lo que da- era lo mejor del lugar. Había cierto toque en la selección musical que te hacía perderte sin necesidad de ninguna sustancia”, recuerda Rafael Fernández, asiduos cliente del lugar.

Rockotitlán-Rockstock
Y el rock exigió su lugar
Los sitios más emblemáticos del “rock en español” nacional, donde no se discriminaba a nadie y jóvenes y no tanto, con peinados a la The Cure y chamarras de piel, acudían a ver a sus grupos favoritos. Rockotitlán surgió de la mano de Botellita de Jerez, mientras que el Rockstock tenía detrás a la estación Rock 101. En los dos lugares la intención era ver a la banda que tocara y tomar cervezas hasta que la luz del día apareciera.

Walkman

Aunque Rockotitlán llegó primero, el Rock Stock también marcó época. Grupos como Las Insólitas Imágenes de Aurora, Maldita Vecindad, Kerigma, Fobia o El Tri llenaban cada fin de semana los pequeños espacios de ambos sitios. El hermano rudo de estos dos antros era el Tutti-Frutti, donde como su nombre lo decía, llegaba de todo: desde fresas extraviados hasta punks, darkies y góticos.