Vivimos tiempos difíciles, llenos de cambios, que los abuelos e incluso padres de muchos de nosotros no alcanzan a comprender.

Desde hacerle escenitas, dramas y berrinchesa nuestras mujeres por cualquier situación, hasta practicar yoga en mallones o llevar a nuestro perro al psicólogo, hay cosas que de verdad, deberíamos tener prohibidas los hombres,por el bien de la humanidad.

He aquí algunos ejemplos que deberíamos evitar a toda costa.

Tener más cremas que tu novia

Los puristas dirían que la única sustancia que un hombre debe untarse en la cara, además de jabón, es alcohol tras rasurarse, pero bueno, sabemos que los tiempos han cambiado y consideramos que ahora está permitido utilizar alguna crema masculina o after shave. Lo respetamos, pero decimos AFEITARSE, porque incluso hay quien se depila con cera. Hay algunos que exageran, se hacen peeling, tratamientos y hasta se ponen mascarillas. ¿A las mujeres les gustará que sus galanes tengan más cremas y tratamientos de belleza que ellas mismas?

Hablarle al seguro para que te cambien una llanta

En algún momento en la vida, todo hombre se enfrentará al hecho de una llanta ponchada. Cuando menos te lo esperes y en el lugar menos indicado tu auto te jugará esta broma y tendrás que estar preparado para reemplazar el neumático. Por eso, siempre debes tener gato –herramienta hidráulica para levantar el auto-, llave de cruz y obviamente, una refacción en buen estado. ¿Sí sabes utilizar un manómetro y a cuántas libras deben estar las llantas de tu nave? Damos por hecho que sabes cambiar una llanta. Ok, ok, dirás que tu seguro puede acudir en tu ayuda, pero qué tal si no. Cambiar una llanta es una enseñanza que debe transmitirse de generación en generación porque, incluso, sabemos de casos documentados donde el galán no se inmuta de que mejor sea su novia quien la reemplace. No es que seamos machistas, pero si hay un hombre, una mujer y una llanta ponchada, el que la debería de cambiar es él por caballerosidad. ¿O no?

En la taquería

Lo peor que puede hacer un hombre frente a un taquero –güero, bigote bien recortado a la Pedro Infante, con mandil blanco inmaculado- es preguntarle ¿Cuál es la salsa que no pica? Ok, entendemos que hay hombres que tienen gastritis o algún otro problema, pero si vas con tu amigo, que está sano, y dice eso, aléjate de él por tu bien. Es una mala influencia, después de eso seguramente querrá llevarte a algún restaurante de comida molecular. Y si de paso le pide al taquero que sus tacos los quiere con UNA sola tortilla y Coca Light, ya es too much. Eso no es de hombres, tampoco decir too much.

De las cervezas y el alcohol

Otro escenario común de convivencia son las reuniones con amigos, una amena velada en la casa de alguien, donde cada quien, por cortesía, lleva algún trago de su preferencia para compartir con los demás. Pero debería estar prohibidísimo, nunca lo hagas, por favor, que alguien llegue con uno o varios paquetes de cerveza Light o sin alcohol. Eso puede afectar directamente el andar del universo.

Del desamor y otras penas

Por supuesto que los hombres también sufrimos y sentimos. Algunas mujeres nos lastiman o hay otras situaciones en la vida, el trabajo, la familia que nos causan pesares. Nada mejor que reunirnos con nuestros amigos en la cantina de nuestra preferencia para sacarlas, para alivianarnos. Sí, leyeron bien: EN LA CANTINA, aunque sólo tomemos un refresco rojo que haga buen maridaje con los cacahuates o sopa de médula que ahí sirven. ¿Creen que se ve bien un grupo de hombres en un café hipster tomando Chai o soda italiana o café descafeinado mientras se platican sus pesares?

Telenovelas

Los hombres disfrutamos del cine –todo tipo de cine, de Spielberg a Tarkovsky-, así como de las series de televisión. Pero eso sí y en esto somos irreductibles, no les perdonamos, bajo ningún pretexto, que vean telenovelas, que se sepan la trama y hasta los nombres de los actorcillos, galanes del momento. Algunos admiramos a Pacino, a De Niro, hasta a Di Caprio, a Jack Nicholson o al ‘Cochiloco’, pero otros a Colunga, a los Camil o a los Aarón Díaz y demás etcéteras.

¿Somos hombres o payasos?