Una vez más, como cada año, zonas del DF y el Estado de México quedaron bajo aguas con olor, color y sabor a caca. Una vez más, nadie en ningún Gobierno se hace responsable. Todos se echan la bolita. Y una vez más, la gente de las áreas más pobres es la que tiene que usar la puerta de su casa como lancha para intentar salvar algunas de sus cosas.

¿No sería mejor que Peña Nieto, en lugar de molestar a medio México con sus comerciales donde sale Lucerito, destinara ese dinero a obras en el Río de los Remedios. O que en lugar de poner el pino de Navidad más grande –y más chafa- del mundo sobre Reforma, Ebrard le metiera más varo al drenaje profundo?

Pregunta tonta, lo sabemos. Con eso no se gana la Presidencia. Pero es que en serio, ¡cada año se inundan las mismas zonas! No se necesita traer a Stephen Hawkins para saber qué es lo que se tiene que hacer. Ya pónganse a trabajar, anden, por favor.

“Mi recomendación: ¡dejen de hacerse güeyes!”