En la gustada sección: "Dios, ¿por qué no mejor te llevas a
Arjona?", esta semana perdimos a uno de los grandes paladines del humor
mexicano. A uno de los que tuvo el ojo afinado para ver lo más hondo de nuestra
idiosincrasia, a uno de los que sí vamos a extrañar. A uno que nos hizo reír y
le enseñó al mundo que en México se hace buen humor.

No, este no

Se nos fue Gabriel Vargas, el creador de la mismísima
Familia Burrón. ¿Qué no te acuerdas de la familia Burrón? ¿Tu abuela nunca te
ha dicho que "pareces de los Burrón" cuando llegas a su casa con muchos cuates?
¿Tu papá nunca se quejó de eso cuando nació tu séptimo hermano o cuando tu
abuela se fue a vivir a tu casa? La familia Burrón es el típico ejemplo de la
vida en la ciudad de México antes de los años setenta: todos un muégano, todos
recién acostumbrándose a la vida de ciudad, persiguiendo la chuleta, viviendo
en una vecindad, educando a los hijos "como gente de bien". La típica familia
mexicana, pues.

Foto: lo que Vargas hubiera creado de haber visitado más seguido la Glorieta de los Insurgentes

Y claro: la mayor aportación de Vargas fue al cliché del
mexicano. Ni hablar. Ora que se vuelva de culto en otros países, cambiaremos el
nopal por el muégano. Asegurado.