Por Ruy Feben

Ah, los viejitos… tan tiernos, tan sabios, tan valiosos… a menos que les dé la demencia y se pongan a decir y/o hacer incongruencias. Aquí nuestras demencias seniles favoritas, metidas de pata que siempre pueden justificarse diciendo: “es que está viejito…”.


¿Quién era?

Mientras los mexicanos serios adoptaban las hombreras y la música de Flans como modus vivendi, Miguel de la Madrid Hurtado decía ser el presidente del país. Sí: fue el líder laxo de un país que vivía una década laxa. Empezó su mandato en 1982 con una crisis económica y cerró su mandato con una crisis política: estuvo a su cargo decir que en el 88 “el sistema se había caído”. En cuanto a los seis años que hubo en el ínter, de la Madrid no hizo mucho: sólo criar juniors y comprar la mitad de Cancun.

¿Cuándo supimos que se volvió demente?

A mediados de mayo de 2009, cuando, en una entrevista con Carmen Aristegui, hizo un par de declaraciones que confirmaron su ya tremenda senilidad. Dijo que Salinas de Gortari se había robado muchísimo dinero (¿en serio?) y que en el 88 el PRI no había ganado las elecciones presidenciales (¿te cae?).

¿Por qué no lo llevan a un asilo?

No habían pasado 24 horas y Miguelón ya se había retractado de sus declaraciones. Declaró que su edad no le permitía responder con coherencia a las preguntas que la había hecho Aristegui. Así que suponemos que, después de todo, sí lo llevaron a un asilo.

Grado de demencia senil: 7 de 10

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