Desde hace horas, circula un artículodonde se sugiere a los automovilistas ingerir mazapanes para “engañar” al alcoholímetro, es decir, dar un resultado negativo en la prueba que se realiza en los retenes mediante la ingesta de un mazapán, a pesar de haber excedido el consumo de alcohol permitido para estar al frente del volante.

El artículo, cuya cabeza es “Por qué conviene comer un mazapán” comienza aseverando, como para justificarse (curarse en salud, pues) que “es bien conocido que todos los jueves, viernes y sábados por la noche los agentes de tránsito y la policía están más a las vivas para detener a cuanto sospechoso puedan, pero no por cometer o pretender hacer un acto delictivo, sino por haber ingerido alcohol”.

Ya de entrada, la nota insinúa que los policías debiesen estar persiguiendo delincuentes en lugar de estar arrestando a los todo aquél que haya bebido. Falso. El programa ‘Conduce sin alcohol’, que por cierto ya ha sido elevado a rango de ley por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, no pretende arrestar a cualquiera que haya bebido alcohol, sino a aquellos que, estando bajo los efectos del alcohol, hayan tomado el volante. Es decir: si tú vas en un taxi (no conduciendo, por supuesto) y traes unas copas encima, el programa te hace lo que el viento a Juárez.

¿La gente lo aprueba? ¿De qué ha servido?

“Si bien es cierto que algunas campañas tan polémicas como el alcoholímetro dan resultados, también es cierto que se aprovechan para extorsionar automovilistas” dice el artículo. Sobre la supuesta polémica de el alcoholímetro, esta se da en un nicho muy reducido: el 96% de los habitantes del DF (según una encuesta realizada por Parametría) aprueban el uso del alcoholímetro como una medida de reducción de los accidentes viales y las muertes asociadas al consumo de alcohol.

¿El alcoholímetro ha dado resultados?

Sí. La SSPDF reporta que el índice de muertes por conducir en estado de ebriedad se ha reducido en un 70%. Mientras en 2003 (antes de su implementación) se registraron 761 decesos, diez años después el número de muertes se mantiene cada año por debajo de 100.

Sobre el tema de las extorsiones, sabemos que tenemos una policía que se pinta sola y tampoco se trata de defender lo indefendible. Sin embargo, para que un policía te extorsione es necesario haber dado positivo en el test. El aliento alcohólico no se puede “sembrar”, como te podrían poner una bolsita de mota en el pantalón. Para la famosa mordida hacen falta dos: un policía corrupto y una persona con aliento alcohólico tras el volante dispuesta a prestarse a un acto de corrupción. Todas las boquillas que se usan para las pruebas son desechables. Si tú sospechas que la tuya ha sido usada con anterioridad, tienes derecho a pedir que se te haga la prueba con una nueva.

¿Qué se gana y qué se pierde con el alcoholímetro?

La nota apunta: “es cierto que el alcoholismo es el principal factor porcentualmente hablando , de los accidentes viales” (¡vaya!), pero después se justifica nuevamente: “Sin embargo […] se invierte más en vigilar y castigar a los automovilistas y viajantes en transporte público que deben esperar decenas de minutos atrapados en el tránsito lento generado por un retén”.

Ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Mientras se reconoce que el alcoholímetro evita muertes y accidentes, el argumento contra éste reside en los pobrecitos automovilistas que tienen que esperar ¡hasta decenas de minutos! en el tránsito lento. Muertes evitadas versus algunos minutos en el tránsito. ¿Es necesario apuntar hacia dónde se inclina la balanza?

Y remata la misma nota:

“En caso de que hayas tomado “un par de chelas” y estás con el pendiente de una revisión que te podría llevar a una “mordida” o incluso al Torito si no les das dinero a los policías, no olvides cargar un par de mazapanes en la guantera de tu auto”.

La pregunta es: ¿los mazapanes evitan los accidentes viales? ¿Evitan que terceros que ni la deben ni la temen terminen afectados por la imprudencia de conductores a los que se les hace fácil tomar el volante después de haber ingerido alcohol? ¿Cuántos mazapanes cuesta una vida?

Desechando mitos: cosas que NO te salvarán del alcoholímetro

Aquí un top 7 de cosas que no te van a librar de dar positivo si te echaste tus copas:

1. Beber mucha agua: Eso tal vez te ayude con la cruda, pues se atribuye a la deshidratación, pero no para engañar al alcoholímetro.

2. Vomitar: Además de que es bastante desagradable, no te servirá de nada.

3. Llevar una pasta dental en la guantera: No, esto tampoco sirve (aunque sí tendrás una sonrisa radiante al momento de soplar).

4. Chupar monedas: Además de que es asqueroso porque es de las cosas más sucias que hay, esto tampoco funciona.

5. Correr hasta que se te baje o espera un par de horas hasta conducir: Las trazas de alcohol tardan más tiempo en eliminarse, así que no, maifren.

6. Chupar pastillas, mentas y demás caramelos: Puedes disfrazar el aliento, pero no engañarás al alcoholímetro.

7. Succionar en vez de soplar: No es posible. Si no soplas suficiente aire, el alcoholímetro lo detecta automáticamente y se te pedirá que repitas la prueba hasta que soples como todo un lobo feroz y entonces sí, ya te cargó el payaso.

¿Y si quiero salir y ponerme como cola de perro (hasta atrás)?

1. Aplica el conductor designado. Siempre hay un cuate que chupa menos y que no necesita de alcohol para pasarla chido.

2. Taxi, Uber o similares. ¿Para qué dar tanto brinco estando el suelo tan parejo? Si tienes para echarte tus tragos, hazte un apartadito para el taxi de regreso. Si eres Uberfanático, pues entonces pídete uno. Hasta le puedes pedir que preste su cable auxiliar para poner seguir cantando las de Juanga en lo que llegas a casa, seguro y sin preocuparte de acabar en el Torito.

3. Espérate en algún lugar seguro hasta que abran el Metro o que empiece a pasar el transporte público. Eso sí, no salgas del lugar en el que estás con chela en mano (muchos aplican el vasito de plástico en la calle) porque entonces sí, si te cae un poli te va hacer ver tu suerte.

Como ven, alternativas hay. No se trata de que todo el mundo se convierta en abstemio, sino de usar el sentido común. No hay mazapanes que nos libren de algún accidente. No se expongan ni expongan a otros. ¡Los queremos vivitos, coleando y bien felices, queridos chilangos!

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