ASÍ NOS VEN

Texto Gabriel Contreras / Monterrey

«Pinches chilangos de mierda, chinguen a toda su madre.» El grito surge desde la garganta de un anciano, atraviesa la Arena Solidaridad, choca contra los vidrios de las ventanas de las gradas y se pierde en el aire de la noche regiomontana. «Devuélvanse a Tenochtitlán, hijos de la chingada», exige ahora la voz de una mujer de revelador atuendo. «Cállese, vieja teibolera», la voz del Porro II se impone sobre esa muestra de antichilanguismo militante.

Este viernes la Arena Solidaridad de la colonia Nuevo Repueblo de Monterreyse viste de pique porque se anuncia un verdadero six man team match de poder a poder: regios contra chilangos.

El cartel de la tierra del Piporro esta compuesto por Diluvio Negro y Caifanes I y II, en tanto que del lado chilango tenemos a los porros I, II y III.

«Ustedes creen que la lucha es cosa de provincianos —nos revela el Porro I, calentando antes de salir al ring—, pero la neta es que los chilangos sabemos y podemos más. ¿Por qué? Porque los regios nomás se la juegan en este pinche rancho y nosotros tenemos que medirnos al nivel nacional e internacional. Tenemos técnica tenemos estilo y tenemos muchos huevos… Perdóname que no te diga más pero orita voy a partirle su madre a los regios.»

Pero la suerte quiso que los Porros perdieran el combate, aunque lanzaran al Diluvio sobre la tercera después de mecerlo como una hamaca. Quiso que perdieran aunque le hayan metido lumbre a una puerta de madera y hayan rebotado contra ese fuego a Caifan I. El infortunio decidió que Diluvio dijera estas palabras antes de la culminación del combate: «Estoy loco y voy a quemar la arena.» Diluvio daba acento a sus palabras portando una antorcha y bañando de gasolina a sus adversarios.

Al terminar la contienda, Porro I tomo el micrófono del anunciador y dijo estas palabras que no se le van a olvidar al anciano que tanto se esmeraba en describirlos como desechos intestinales: «Nos ganaron, sí, y nos ganaron a la buena, pero los chilangos somos mejores y los regios chinguen todos a su madre.»