Trabajar desde casa es mucho más que levantarse a las 11 de la mañana (ya quisieran), trabajar en piyama (no sean cochinos) o tener vacaciones cuando se te pegue la gana (¡sueño guajiro!).

Vivir de freelancero requiere ciertas habilidades (casi superpoderes) que, desgraciadamente se van perdiendo al estar de ermitaño en casa. No es lo mismo estar en una oficina rodeado de personas todo el día que platicar con tu gato: vas perdiendo el contacto con las personas, lo cual no es sano.

Hicimos una lista de algunas habilidades que los freelanceros no deberían perder de vista y que -desgraciadamente- se van debilitando por vivir en una cueva. Sabemos que el trabajo a distancia no es fácil, así que aplícate en estos puntos ¿crees que nos faltó alguno?

Habilidades para negociar

Uno no sabe cuándo llegará el siguiente pago y se vive con la incertidumbre de no saber si te van a dar el siguiente proyecto. Así que vendes tu proyecto lo más barato que puedes siguiendo la filosofía de “bueno, el siguiente mes me repongo”. Y es cierto: algunos jefes de proyecto tienen a muchos freelanceros en su carpeta así que creen que se pueden dar el lujo de ofrecerte una tarifa más barata. La habilidad de negociar es básica, saber venderte y no dejar que te vean la cara. Y eso se logra sólo con colmillo, ni modo.

Un nutriólogo en cada hijo te dio

La mayoría de los freelanceros suben de peso porque se la pasan en el munchie: estás trabajando y vas a la cocina por una tostada. Luego se te antoja un taco y cuando ves ya es la hora de comer. Una cervecita para la tarde, te echas la siesta y ¡nooo! Tienes que ser muy estricto con tus hábitos alimenticios y saber qué comer. Pasarte todo el día frente a la compu y no correr ni para alcanzar el camión resultará terrible para tu espalda (y para el abdomen). Haz un plan de alimentación sano ¡cambia esos cacahuates por apio y cuídate!.

¡Te odio Hacienda!

¿Qué? ¿También la tienes que hacer de contador? Pues sí: nadie sufre más los impuestos que los freelanceros que dan recibo de honorarios. Llevar las cuentas bien, sacar tus recibos en la página del SAT (no hay peor tortura), sacar facturas de todo lo que compres, llevar una carpeta con todos tus papeles. Más allá de eso: tienes que llevar muy bien tus gastos por si tardan más tiempo en pagarte (siempre pasa) y tienes que pagar la renta ¡hasta de administrador la tienes que hacer!

¡Planea tu trabajo!

Tómate en serio eso de que ahora tú eres tu propio jefe y planea los proyectos en los que te vas a meter. No se trata de agarrar todo el trabajo que puedas, porque no la vas a armar. Planear en cuánto tiempo vas a acabar la chamba y si te conviene el pago. Planear cuánto tiempo piensas dedicarle a un cliente para que no quedes mal con el otro. Aquí aplica el típico pizarrón con deadlines y plazos de entrega: la habilidad para organizar todo se adquiere con la práctica.

¿De qué estábamos hablando?

Después de unas semanitas de estar solo todo el día, empiezas a perder el sentido de la plática… o tu tema de conversación gira en torno a lo que ves en internet ¡es un clásico! Así que cuando te toca ir a junta o te reúnes con tus compañeros de equipo -que sí trabajan en oficina- te hacen falta emojis, stickers y memes para tener una plática fluida ¡que no te pase! Trata de tener contacto persona a persona tanto como puedas: créenos que cuando eres freelance vale tanto la actitud como la aptitud.

La habilidad para concentrarte

Tal vez, la más importante de todas. Cuando uno está en la oficina tienes un horario que cumplir y -quieras o no- un jefe o compañeros que echan ojo a lo que estás haciendo. Cuando estás en casa nadie te juzga: puedes tirar la basura, abrir un ratito Facebook, abrir un poquito Tumblr, ver qué pasa en Twitter… y así se te acaba el día. Ser disciplinado es una habilidad que pocos tienen pero que puede ser crucial para que te vaya bien trabajando en casa.

Algunos dicen que la habilidad de ser políticamente correcto (o lo que es lo mismo, alabar al jefe) es crucial. Otros dicen que se necesita habilidad para vestirte de acuerdo a la ocasión y no llegar a una junta en playera y tenis ¿Quieres contarnos tu historia freelancera? ¡Acá te escuchamos!

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