Todos los días, los habitantes de la Ciudad de México ven por las calles nombres como “tlapalería” o “miscelánea”, además visitar la “ferretería” o un bache los obliga a terminar en la “vulcanizadora”.

¿Pero alguna vez se han preguntado el origen de esos nombres? Los negocios de esta ciudad guardan interesantes historias detrás de su definición. Aquí hay algunas de ellas.

Tlapalería

El nombre de este negocio al que se va cuando hay que comprar pinturas, artículos eléctricos o una bomba para destapar el baño debe su nombre a la palabra náhuatl “tlapalli”, que significa “colores”. Algunos dicen que significa “liquido de fuego”, pero lo cierto es que la etimologia náhuatl no reconoce tal definición.

Así que se trata de una palabra mezclada entre el español y el náhuatl que significaría algo así como “lugar donde se venden (ería) colores (tlapalli).

Ferretería

Hay quien no distingue entre una tlapalería y una ferretería, básicamente porque son dos negocios que suelen estar juntos; sin embargo, al analizar el origen de esta palabra podemos saber a qué se dedica cada negocio.

Ferretería significa “tienda de fierros”, por lo que es un negocio que se dedica a vender, por ejemplo, clavos, tornillos y herramientas. Una palabra similar es “ferrería”, que da nombre a una zona del norte de la Ciudad de México (donde antes estaba el rastro) y es la definición para el lugar donde se transforman los minerales en metal.

Como dato curioso, el instrumento de hierro con el que se suelen marcar a algunos animales de ganado calentándolo previamente, se llama “ferrete”, por lo que hay algunos que dicen que el nombre también puede provenir del lugar donde se fabricaban o vendían esas piezas.

Miscelánea

Esta palabra proviene del latín “miscere”, que significa “mezcla”, por lo que suele usarse para el conjunto de varias cosas diferentes en un solo lugar, como en la literatura o hasta en la economía (hace poco escuchamos mucho la definición “miscelánea fiscal”).

Por lo que en México y otros países de Iberoamérica se conoce como “miscelánea” a las tiendas que venden todo tipo de productos. Así, en estos negocios puedes comprar comida, bebidas alcohólicas, escobas y hasta artículos de papelería o jardinería.

Abarrotes

Esta palabra también suele usarse para cualquier tienda, aunque en algún tiempo era específicamente para definir a las que eran más grandes que, por ejemplo, una miscelánea, aunque muy pequeñas para ser supermercados. Otra caracterísitca era que en estos negocios también se podían comprar cosas en una especie de mayoreo, por ejemplo, cajas de cigarros o de botellas de bebidas alcohólicas.

La definición más común es aquélla que da cuenta de la época de la Colonia, cuando llegaban a América los barcos con víveres y “abarrotaban” (es decir, llenaban) los negocios con diversas mercancías para vender, ya que las naves tardaban mucho tiempo en regresar, por aquello de las distancias.

Así que la los “abarrotes” eran los productos que se vendían en ese lugar atascado de diversas mercancías.

Rótulos

Estos son, quizá, los negocios más fotografiados por los turistas y alguno que otro artista moderno debido a su colorido y originalidad. Se trata de un local en el que se mandan a hacer letreros o se contrata a alguien para que vaya a pintarlos a la entrada de, por ejemplo, una tienda.

La palabra proviene del latín “rotulus”, que definía a un pergamino que se escribía en la antigüedad para dejar registro de ciertas actividades. En la actualidad, se conoce como rótulo a cualquier tipo de cartel o letrero que se coloca a la entrada de un negocio e indica a qué giro pertenece.

En México, los negocios de rótulos eran contratados, especialmente a mediados del siglo pasado, para hacer diversas pintas a la entrada de las tiendas, donde, por ejemplo, un Pato Donald podía estar tomando una Coca-Cola sin miedo a pagar algún tipo de derecho. Hoy, todavía pueden verse ese tipo de dibujos en algunas panaderías tradicionales, especialmente en épocas navideñas o de Día de Muertos.

Vulcanizadora

En otras partes del país se conocen como “desponchadoras” a los negocios en los que dan el servicio de arreglar, cambiar o comprar llantas, pero “vulcanizadora” es la palabra que usan los chilangos para definirla.

El origen de la palabra es un proceso creado a finales del Siglo 19 por Charles Goodyear, el cual se aplicaba al caucho manejándolo a altas temperaturas y con el que se empezaron a fabricar llantas similares a las que hoy conocemos. Se le dio ese nombre en honor al dios romano del fuego: Vulcano.

Así que en la Ciudad de México, las llantas no se “desponchan”, sino que se “vulcanizan”… o bueno, al menos eso haría pensar esta palabra.

Mercería

En algunas partes del país todavía se les conoce como “sederías” a las tiendas en las que se venden hilos, botones y cierres, entre otras cosas útiles para la costura, pero en el DF se les llama “mercerías”.

Se les empezó a llamar así durante la primera mitad del siglo 20, cuando llegaron miles de inmigrantes españoles a montar diversos negocios. Pero mercería viene de un vocablo catalán que definía a las tiendas en general.

De hecho, los catalanes llamaban “mercer” a los pequeños comerciantes, palabra que proviene del latín “merciarus” (“comerciante”) y de la que derivan definiciones como “mercado”.

Así que no está muy claro por qué se le quedó el nombre de “mercería” a los comercios de este giro específico.

¿Conoces alguna historia de estas u otras palabras que definen a comercios que vemos por las calles de la Ciudad de México?

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