Esos personajes molestos, con un brutal parecido a Orko
de He-Man y que hacen un ruido como “ju-titi!”, son los amos y maestros
de la urbe. Generalmente son amantes de lo ajeno, ladrones de
nave-partes y malos negociadores. Gracias a ellos empieza la segunda
parte de la saga, (¿o era la primera? en fin, ustedes entienden) cuando
roban los androides que venden al tío Owen y que terminan equilibrando
la Fuerza en el universo.

Pero esa es harina de otro costal.

Fuera de historias
intergalácticas que llegaron a los 35mm, los Jawas tenían una vida mucho
menos emocionante. Debido a la gran congestión de aeromóviles en
Tatooine, fueron avalados por el gobernador (y próximo presidente
legítimo) del planeta para cuidarlas, ordenarlas y lavarlas. Armorol
intergaláctico aparte, todos sabemos que son ellos los que le roban los
rines a tu nave y luego te los venden, mucho más caros. Sí, la típica
escena de la colonia Buenos Aires, en donde vas a buscar lo que te
robaron, y en lo que te consiguen la autoparte, ya te bajaron otra.

Awas con los Jawas.