Las catedrales de la diversidad sexual han sido durante muchos años los antros y bares, pues fueron estos los lugares donde las personas LGBT podían reunirse con cierta seguridad, aunque muchas veces bajo el pendiente de ser víctima de una redada.

Hoy la capital ofrece una vida nocturna sabrosa, para todos los gustos y presupuestos. Antros gays en colonias exclusivas, es algo que hace apenas unos años hubiera sido impensable pero hoy son toda una realidad que se disfruta con música electrónica y pop acompañada de un buen coctel.

Pero también en esta gran capital sobreviven esos lugares que abren sus puertas a un público sin pretensiones pero con muchas ganas de divertirse. También son los lugares preferidos por una oleada de jóvenes alternativos que encuentran aquí un refugio, una escapatoria a las poses y bufes de otros lugares.

Nos dimos a la tarea de visitar algunos de los congales más representativos del chilango y esto fue lo que encontramos:

Pancho’s Bar:

Enclavado en la glorieta de Insurgentes, ya más sobre Av. Chapultepec, aquí puedes disfrutar de una caguama bien fría desde $80 y una gordita gigante de chicharrón con queso Oaxaca en $35. Durante el día es fonda y quesadillería, pero por las noches, las de Juanga o Mónica Naranjo ponen el ambiente pegador. Av Chapultepec 311, Cuauhtémoc, Juárez

El Wawis:

Descubierto hace unos años por un grupo de bohemios incansables, este lugar existe desde mucho tiempo atrás conservando el sello característico. Aquí se baila reggaetón y música dance (sí, la de los 90) pero el ambiente lo ponen las cumbias y la banda. El show de imitadoras de Yuri, Gloria Trevi o Edith Márquez son de lo mejor, tanto como el show stripper que al final de su presentación, si está prendido el público, ofrece más de 23 cm para que alguno de los parroquianos haga honor al nombre del lugar. Ideal para ir después de las 03:00 horas. O sea, funciona como after. Eje Central 25, Centro Histórico.

El Tahur:

Muy cerca de los famosos bares de Rep. De Cuba pero a salvo de la flora que los frecuenta, se encuentra este modesto lugar que por fuera parece cocina económica pero donde la rockola hace que hasta el más serio le cante al desamor a todo pulmón o de pronto se pare a bailar como si no hubiera un mañana, alguna de Madonna. Este lugar fue durante muchos años uno de los preferidos por soldados rasos para echarse una canita al aire con algún chico gay dispuesto a todo para atrapar a su presa de casquete corto. Belisario Domínguez 11-B, Centro Histórico.

Las Tortugas y La Lily:

Ubicados uno junto al otro, estos templos limítrofes han visto muchas de las mejores peleas de este tipo de guaridas pero también muchos de los mejores besos entre dos hombres sombrerudos y botudos bien plantados. La oferta musical es variopinta y el ambiente es básicamente tranquilo, considerando que intentar bufar al de junto puede desencadenar un escándalo de pulseras. Calle 65, 4 y 5, Col. Puebla. A unas cuadras de la estación Zaragoza de la Línea Rosa del Metro.

Teatro Garibaldi:

Uno de los mejores aciertos en el Eje Central, el cover está en $50 pero eso es lo de menos. Ya dentro, después de subir varios escalones y pasar por un altar santero que lo dice todo, el servicio a cargo de chicos en boxers, la música electrónica y si gustas hasta un privado a cargo de un gogo por la módica cantidad de $150 harán que el “T” se convierta en uno de tus predilectos. Eje Central 43, Centro Histórico.

Spartacu’s:

La mamá de los pollitos. Este congal abrió sus puertas hace ya varias décadas y desde que estás en la taquilla la intención es hacerte saber que estás en la Basílica de la diversidad, con unas paredes llenas de fotografías de personalidades del espectáculo y la cultura nacional e internacional que llegan ahí por su inmejorable show de imitadoras de cantantes y por sus hermosos bailarines, que también ofrecen show privado.

Aquí si no traes condón y no compras uno a la entrada del cuarto oscuro del primer piso, simplemente no entras. Ya adentro tú decides lo demás. Los meseros son en sí mismos un deleite a la pupila, con unas musculaturas ejemplares y unos calzoncillos entallados que no dejan nada a la imaginación. El plato fuerte se sirve en la azotea, que muchos llamamos roof garden por aquello de la jotería y donde los chacales le dan vuelo a la hilacha… pero no contigo que eres un chico gay; ahí las que triunfan son las reinas de la noche. Debes llegar temprano para alcanzar mesa y salir cuando ya hay luz de día, para que valga la pena. De cualquier forma en el Spartacu’s el tiempo cobra otro sentido y cuando menos sientas ya será hora, tristemente, de partir. Avenida Cuauhtémoc No. 8, Maravillas, Nezahualcóyotl, Estado de México.

Hasta aquí este primer recuento de arrabales gays que sin duda harán que sientas más a fondo —con y sin albur— el espíritu de esta ciudad de mil cabezas. Muy pronto traeremos una lista nueva de este tipo de lugares, todo desde una perspectiva socioantropológica a manera de investigación de campo y siempre en nombre del conocimiento y de las ciencias sociales.

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