Primero fueron los gatitos. Luego, fue la comida y los vasos de Starbucks. Y como para el ego nunca hay un límite, las pertenencias pasaron a segundo plano para convertir al dueño del smartphone en protagonista de la foto. ¿Por qué de repente las selfies se convirtieron en un boom?  En parte fue por el auge y masificación de los teléfonos con cámaras frontales.

Antes, para tomarte una selfie con un teléfono o cámara había que voltear al teléfono, tomar la foto y mirar que el resultado no fuera desastroso. Había ojos cerrados, caras raras o planos cortados. ¿Cómo se solucionó esto? Con la cámara secundaria del teléfono. Con la cámara frontal tomarse selfies se volvió tremendamente fácil. Y como la mayoría de los teléfonos inteligentes cuentan con internet, ¡voilá!, ahora subir la selfie a redes sociales para conseguir likes y favs es cuestión de segundos.

Si decidiste que tu egoteca es insaciable y le vas a entrar a la selfitis, toma en cuenta estos 10 mandamientos para que tus selfies sean lo más exitosas posibles.

1. Usarás las palabras correctas.

Empecemos por el principio. No falta el que publica una foto grupal en sus redes sociales y le pone “selfie”. ¡Pero resulta que no es una selfie, porque quien toma la foto no se encuentra en la foto! Plop. No porque en los Óscar haya habido una foto grupal y a partir de ello se hayan puesto de moda las selfies, significa que selfie y foto grupal sean sinónimos. Un tipo de selfie que está cada vez más de moda es la “usie”, que es aquella donde aparece una o más personas además de quien toma la foto. Proviene de la palabra “us” (nosotros) y es una de las fotos más socorridas en los viajes, antros y conciertos.

2. Limpiarás el cuchitril de tu cuarto.

Buscas tu mejor ángulo. Te fijas que no se te vea la lonja. Eliges un filtro que te favorezca y ¡BAM! Subes tu foto al “feis” para cosechar los ansiados likes. Pero los likes y los piropos tardan en llegar y te preguntas, ¿en qué fallé? Si miras con detenimiento, aparece tu cama destendida, tus calcetines y calzones botados por todas partes y tu poster de 1D a medio despegar de la pared. Así a cualquiera le dará pena darte like, o de plano lo hará por burla. Además no te asombres si terminas en una página estilo “Hazme el chingado favor”, mejor ahórrate la pena y échale una manita a tu cuarto.

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3. Prohibidas las selfies en los baños.

Piénsenlo con MUCHO detenimiento antes de tomarse este tipo de selfies: usar el espejo del baño ofrece un espectáculo lamentable. Al igual que los cuartos desordenados, los espejos salpicados de espuma de pasta dental o hasta de granos reventados hacen que las selfies de baño resulten altamente desagradables. Y no falta el que no le ha bajado a la taza y ya está tomándose fotos. Por favor: dile un rotundo NO a estas selfies.

4. Te fijarás que no haya “invitados especiales”.

¿Han visto el meme donde una chica se está tomando una selfie sexy mientras el perro sostiene su plato de comida y al cual le agregaron el texto “¿Cuándo acabes de putear me sirves de comer?” Pues bueno, please tengan cuidado de que esas cosas no les sucedan. Típico que quieren lucir ultrasexys en sus fotos y como fondo aparece su hermanita llegando del kínder o su abuelita en mandil. Si van a hacer sus selfies en casa que sean a puerta cerrada, y más si se van a poner cachondos.

5. No abuses de los filtros.

Sí, está bien ponerle algún filtro a tu foto para disimular que todavía te salen granos pubertos a pesar de andar arañando el tercer piso, pero abusar del filtro no está nada bien. Si tu color de piel es azteca lúcela con orgullo. En Europa los tonos latinos son un hit, no tienes por qué abusar de los efectos para terminar con tono de Gasparín. Además recuerda que la gente te conoce en la “vida real” y sabe que ese no es tu color. ¡Fuera complejos, que los morenos rockeamos!

6. Duckface: ya no más.

El duckface, como el Gangnam Style: es muy 2012, ya pasó, hay que dejarlo ir. Además de que la trompita parada sólo le luce bien a determinado tipo de chicas, ni a ellas se les perdona que abusen de esta modalidad. Seguro tienes más de un ángulo interesante y más de una expresión que mostrarle al mundo. Además, cambiar el gesto en tus fotos hará que no luzcas aburrido y repetitivo. Y eso te ayudará a conquistar el tan anhelado “like”. ¡A ensayar caras nuevas frente al espejo!

7. No atascarás todas tus redes sociales con las mismas selfies.

Tienes Facebook, Twitter, Tumblr e Instagram (si eres selfítico declarado, seguro usas Retrica) pero en TODAS tus redes aparece la misma selfie. ¿Qué caso tiene que te sigan en varias redes si en todas vas a publicar lo mismo? Recuerda que cada red tiene un propósito diferente: en Facebook compartes cómo te sientes con amigos y conocidos, en Twitter haces una labor de microblogging para que todo aquel que se interese te siga aunque no te conozca, en Tumblr tienes oportunidad de bloggear o rebloggear contenido más extenso e interesante y en Instagram, ahí sí, puedes abusar de la selfie si quieres. Cada cosa en su lugar.

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8. La selfie como la chaqueta: una al día no hace daño.

Recuerda: una conducta se comienza a considerar adictiva cuando se depende de ella para obtener placer o felicidad y no se está consciente de esta dependencia. Si sientes que no puedes parar y te tomas varias selfies al día o de plano cada que llegas a un lugar te “tienes” que tomar una selfie porque no hacerlo para ti sería como no haber ido, amigo, entonces tienes un problemita.

Hace poco surgieron artículos presuntamente basados en declaraciones de la American Psychiatric Association (APA) en que se declara a la “selfitis” como una enfermedad mental, pero la nota resultó no tener sustento. Fue uno de los muchos rumores de internet. La verdad es que la psiquiatría no se ha pronunciado oficialmente al respecto, pero no deja de ser un ejemplo de una conducta que puede volverse adictiva y compensatoria, además de claramente narcisista.

9. No presumirás lo que no tienes.

Nada es más triste ni pone tanto en evidencia la necesidad de ostentar que tomarse selfies en los probadores de las tiendas, con ropa que ni se ha pagado. Si no tienes para los trapos, ¿pa’ qué los presumes? ¿Qué necesidad hay de aparentar? Esas personas que necesitan llevar logos visibles en la ropa o que andan con bolsas de Zara por la calle aunque por dentro lleven botes de crema con chicharrón en salsa verde son de lo más wannabe. Lo mismo va para los que se toman selfies “conduciendo” coches que nunca tendrán. Tranquilo, lo que tienes no es lo que vales.

10. Selfies de gym: lo que sí y lo que no.

No está mal hacerse una selfie de vez en cuando en el gym. ¿Si le estás echando ganas y ya le estás bajando a la lonja y se te empieza a saltar el conejo, por qué no compartirlo con el mundo? Sin embargo, hay que tener cuidado: si apenas llevas una semana o dos, no es el momento de quitarte la playera y mostrar los “resultados”. Con eso sólo conseguirás risas y lástima.

El gym, para una persona que es constante, ofrece resultados por muy rápido, en medio año. Además hay que chingarle sabroso. Si eres de los que van al gimnasio y se la pasan tuiteando o echando chisme en lugar de entrenar, esos resultados nunca llegarán. Y porfa, si van a compartir fotos con el mundo, recuerden usar ropa de su talla. Nada más desagradable que las chicas que parecen chorizo toluqueño o peor tantito, luciendo el temido “camel toe”. Ew.

Qué onda chilangos, ¿creen que nos faltó algún mandamiento por agregar? ¿Han infringido algunas de estas reglas sagradas? Pásenle al confesionario, o sea, a la zona de comentarios, que nosotros les pondremos la penitencia.

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