A todos nos llega la edad en la que ya estamos hasta la coronilla de nuestros papás. Soñamos con irnos de la casa y vivir bajo nuestras propias reglas.

Claro que hacerlo es mucho más complicado que sólo pensarlo, y a pesar de que la emancipación tiene sus ventajas -maravillosas por cierto- hay muchas cosas que terminarás extrañando antes de cumplir un mes de haberte ido.Van 8.

1. Limpieza

Si antes tu mamá tenía que convencerte de limpiar tu cuarto, ahora es explicable por qué tienes un altero de trastes en tu fregadero y la ropa sucia botada por aquí y por allá.

2. Agua caliente

Acostumbrarse a la nueva vida es complicado, así que no dudamos ni un segundo que ya hayas fallado con algún pago. Antes cualquier servicio estaba disponible en casa de tus papis, el agua caliente, la luz, el gas… y tú no te tenías que preocupar.

3. Comida hecha en casa

Las mamás tan rifadas en la cocina, compara eso con tu dieta actual: sopas instantáneas, garnachas de la esquina, una fortuna en restaurantes, pero eso sí, el refrigerador lleno de alcohol.

4. La compañía

Si te lanzaste a vivir solo/a, en ciertos momentos odias no tener ni un perro que te ladre.

5. La convivencia con tus papás y hermanos

Aunque muchas veces se agarraban del chongo, no tenerlos cerca es difícil, sobre todo cuando andas apachurrado por algo que te pasó y no hay nadie ahí para contarle tus penas.

6. Los muebles

Antes tenías una cama, sala, comedor, estufa, refrigerador, televisión, reproductor de música, blu-ray, horno de microondas, lavadora… ahora tu nuevo ‘hogar’ es un lugar taaaan vacío y frío.

7. Los apapachos

¿Quién te cuidaba cuando te enfermabas? ¿quién te preparaba tu caldito de pollo? La última vez que tuviste dolor de estómago lejos de tu antigua casa fue una causa para ponerte a llorar.

8. Una casa a tus anchas

Si fuiste de los afortunados en vivir en casa y no en departamento con tus papás, extrañarás que tenías una gran recámara, un garage, un gran patio para las parrilladas, si acaso dos baños. Ahora tienes que lidiar todos los días con los gritos de los hijos de tus vecinos.

Sí, por algo te fuiste pero, ¿quién dijo que independizarse era cosa fácil?