El día que el DF leía la nota del Reforma, Cuéllar y Belem Salcedo iban hacia su primer día de huelga de hambre. Ella, responsable de procesar material quirúrgico, reclamaba varias deficiencias: por ejemplo, que en su área no hubiera salidas de emergencia, que la ventilación fuera inadecuada o que la lavandería careciera de un tubo de ropa sucia conectado a las áreas de enfermos.

«No tenemos dónde preservar el material estéril, ni nos dan los líquidos que debemos ingerir los trabajadores en contacto con vapores y detergentes tóxicos —me explica Salcedo—. Y, pese al aumento poblacional, el INNN tiene las mismas 120 camas que cuando se construyó (en 1952)».

El ayuno de ambos duró nueve días y gozó del apoyo de los trabajadores. Ambos fueron denunciados ante el MP por supuestas agresiones al área directiva del greso al hospital.

Los médicos Carlos Márquez, Edgar Nathal, Mario Mendoza, Roberto Suástegui y Cuéllar —todos con más de ocho años de ejercicio en el INNN— denunciaron en la Secretaría de la Función Pública a Sotelo por “incompetencia técnica” y “falta de honorabilidad” en su gestión como director del INNN. El informe incluyó firmas de 470 empleados de base que además pedían una auditoría general externa al instituto.

Las firmas —dirigidas al presidente Felipe Calderón— apoyaban las acusaciones contra Sotelo: iban desde construir obras inútiles hasta traficar influencias. Poco difundido, el conflicto llegó al Congreso. «Los problemas en la gestión de Sotelo son la punta del iceberg de lo que ocurre en el Sector Salud —dijo Ricardo Cantú, diputado del Partido del Trabajo—. La única manera de saber los daños reales que Sotelo produjo es hacer una auditoría integral de su gestión».

—¿Por eso dejó anticipadamente la dirección del INNN? —pregunto a Cantú.

—(Fue por) El cambio sexenal. (Dejó) Un instituto con muchos problemas, muchos médicos calificados despedidos. Si ascendió (al cargo actual) no fue por su buen trabajo.

El 13 de marzo, el Congreso solicitó a la Auditoría Superior de la Federación una auditoría al instituto. Chilango obtuvo una copia de dicha investigación gubernamental, que arrojó 38 recomendaciones. El Plan de Trabajo 2003–2008 del INNN no estableció cómo evaluar las acciones para cumplir sus metas de mediano plazo. El instituto careció de estudios sobre su población-objetivo para delimitar su ámbito de atención.

La lista de fallas sigue: 35% de las cirugías mayores se hicieron a destiempo; no se analizó el impacto de la investigación científica en los padecimientos nerviosos. Los protocolos de investigación incumplieron, en un 70%, las fechas de conclusión; el bioterio (para investigar con animales) operó contra la Norma Oficial Mexicana; el instituto careció de mecanismos para evaluar la capacitación, y no se aplicó un sistema de profesionalización del personal del instituto.

No obstante, la Auditoría Superior de la Federación consideró que: «En términos generales (…), el INNN cumplió con sus objetivos y las disposiciones normativas».

—¿Qué dice a ello? —pregunto a Sotelo.

—La institución, no yo, está respondiendo a esas observaciones.

En enero, Sotelo demandó a los médicos que solicitaron la auditoría por causarle «desprestigio, deshonra y humillación». El caso no se ha resuelto.

—¿Es cierto que hubo abuso contra trabajadores? —le pregunto.

—¿Cree que le voy a decir que sí había abuso? No soy yo al que le debe preguntar. Entreviste al gremio sindical del INNN, no a estos personajes que ni son del instituto: están cesados. ¿Si fue justo o no?… No son parte de la institución. Si me dice que hubo abuso de poder, (le digo) no lo hubo.

—La situación salió en varios medios...

—Usan a los medios. El INNN es el instituto mejor manejado. El secretario de Salud (Julio) Frenk y el presidente (Vicente Fox) me dieron el reconocimiento al Mérito Médico. Es una campaña de difamación. Mi prestigio está más allá de lo que digan. Pero si dicen algo que lo demuestren. Están demandados, y por eso están preocupados.

Saucedo y Cuéllar se defienden de una acusación en su contra por parte de la dirección del INNN: sellar “con violencia” la oficina gremial y agredir a la líder del sindicato, María de los Ángeles Hernández. Él fue cesado del INNN en febrero por “baja productividad”, pese a que sostiene que no era él quien programaba las consultas.

Las demandas contra Sotelo continúan.