El despliegue de terrores es variado. En muchas ocasiones nacen de situaciones dramáticas vividas o de otros temores no reconocidos que depositan en un objeto externo la inquietud interna. A veces, la reacción es evadir y aislarse del objeto externo para evitar la angustia y el estrés que la víctima padece con cierta regularidad.

Los miedos exógenos más temidos son las fobias. Sarah Cross, psicoanalista miembro de la Sociedad Psicoanalítica de México, las define como el mecanismo de poner un miedo específico interno en un objeto que de inicio es neutro y por tanto hacemos un desplazamiento. Cross cuenta un caso de Freud para explicar esto: “el pequeño Hans le tenía mucho miedo a los caballos. Un miedo paralizante. Tenía cuatro años. Su padre era amigo de Freud y le escribía. Y Freud lo ayudó a salir de la fobia. Lo que pasaba es que le tenía mucho miedo a su papá porque era fuerte, grande y algo autoritario. Pero lo quería. Al niño le causaba mucha confusión tener miedo a alguien que amaba y desplazaba su problema interno hacia los caballos”.

Después del atentado del 11 de septiembre, el miedo a volar ha escalado en el top ten de las fobias en el mundo. Pero junto a terrores conocidos como las ratas, las arañas o las alturas hay otros más estrambóticos. La electrofobia atemoriza a quienes tienen pavor a electrocutarse; quienes la sufren son capaces de quedarse a oscuras durante horas antes que accionar un interruptor, por ejemplo. Eisoptrofobia se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a los espejos, o a verse reflejado en ellos. La enetofobia se traduce en miedo a los alfileres. La ereutrofobia implica pavor a ruborizarse. La realidad es que la mente humana es capaz de fabricar casi cualquier miedo. Por eso existe la coulrofobia o miedo irracional a los payasos, la katisofobia o miedo a sentarse, la leukofobia y la cromofobia, que son el terror al blanco, el amarillo y los colores en general; la apifobia, que no tolera los pollos ni las abejas; la alektorofobia, incapaz de ver nutrias. En total, según la página web www.phobialist.com, hay más de 500 fobias catalogadas, un mundo casi inabarcable. Las más graves son la acrofobia o miedo a las alturas, la claustrofobia o pavor a los lugares cerrados, y la agorafobia, horror a los espacios abiertos.