¿Quién es el culpable?
Todos.

¿Por qué es tan placentero?
Mmmm. El embriagante sabor y poder del “mezcal” Tonayán o Casco Viejo, o alguno de esos alcoholitos para teporochitos a precio justo.


¿Y la culpa de dónde?

De que no sabe uno qué se está metiendo. Las mezclas de aguas locas dependen mucho de la receta de la casa y a veces están hechas con los sobrantes de otras fiestas, con el agua que de la comida de la semana pasada, Tang, entre otros productos desconocidos. La culpa la sentirás en la tremenda cruda del día siguiente.