Hablar de las actitudes de los godínez siempre parece ser muy criticable: Que si sólo están preocupados porque llegue la quincena, que si nada más se juntan pa’ echar chal en la oficina y criticar o balconear a Sarita, la del archivo; que si aprovechan cuando el jefe sale para fisgonear en el Facebook o salir a fumar un cigarro.

Sin embargo, no todo es criticable en el mundo godín. La realidad es que los godínez tienen muchas cualidades a resaltar que tanto ayudan al buen funcionamiento de la oficina, como a la buena relación entre compañeros. Si no lo crees, aquí desmenuzamos unas de ellas:

Puntualidad

Los godínez hacen lo que sea por llegar a tiempo a la oficina. Sí, tal vez sea por no perder el bono de puntualidad, pero de que son puntuales lo son. Y como decíamos, hacen de todo por estar a la hora exacta checando tarjeta, desde salirse a las 5 de la mañana (o antes) para llegar sin problema, hasta aguantar los empujones en el Metro o irse colgados en la puerta del camión; desde agarrar lugar en el transporte para irse maquillando y no perder tiempo hasta correr cual Usain Bolt, esquivando cristianos en la calle.

Un godínez jamás aplicará la de “no importa si llego media hora tarde”, porque sabe que a su bono le saldrían alitas.

Organización

¿De dónde crees que cualquiera que se precie de ser un auténtico godínez aprendió a organizar los expedientes, las hojas de pago o las facturas del año? Pues claro, el godín promedio le sabe a eso de ser organizado gracias a que es una de sus acciones más recurrentes en la oficina, como armar la tanda (a poco no Juanita, la del archivo, no es la mejor en armando las fechas y los números, aunque siempre se apaña el primer número y el último).

También son buenos para organizar los pasteles de los cumpleaños de sus compañeritos godínez: Sin que el festejado se dé cuenta, ya se levantaron para armar la coperacha y mandar a Toñito, el guardia, por el pastel al súper más cercano. Ah, y no creas que todo se queda en el pastel. Es tan grande la organización de los godínez, que alguien cuenta con el cuchillo y la pala para partir el pastel, alguien más tiene platitos y cucharas, y si no hay, las servilletas están a la orden. Y mientras Carmelita parte el pastel (porque es la de la experiencia), alguien más ya se apuntó para ir repartiendo las rebanadas.

Y no sólo los pasteles: también la rosca de Reyes y los tamales del Día de la Candelaria y hasta el Pan de Muerto.

¿Y qué tal cuando se organizan los intercambios de Navidad? También tiene su mérito, porque hay quien es medio marro y no se caracteriza por dar buenos regalos; entonces ahí llega quien arma bien las reglas del intercambio: Puede ser de libros y/o discos, (algunos hasta hacen un listado de 3 peticiones para no errar); o que no baje de 200 pesos y no más de 500, para que sea equitativo.

Ven cómo sí hay organización.

Compañerismo

Es muy común que en el ambiente de oficina a veces haya mala onda o chismes que todos queremos evitar: que si Fulanito ya se anda tirando a Fulanita; que si Perenganito es un flojonazo de aquéllos que no hace su chamba; que si Sutanito es el más barbero y anda de lambiscón con el jefe.

Pero no todo es mal rollo. Los godínez también saben ser buenos compañeros y lo demuestran con hechos tan sencillos como la amiga que siempre tiene un detalle en fechas especiales: regala paletas de chocolate o bombones el 14 de febrero; lleva calaveritas de gomita o de azúcar en Día de Muertos, o se sabe la fecha de cumpleaños de cada uno de la oficina y junta a sus cuates para adornarle el lugar al susodicho, con globos y toda la cosa.

También están aquéllos que alivianan al soldado caído en los fines de quincena: aquéllos que no llegan a la meta prometida y que no traen ni un clavo en la bolsa. Siempre estará el salvador o salvadora que lo alivianará, ya sea con un boleto del Metro, un aventón o ya en una de ésas, hasta le dispara las quecas a la hora de la comida.

Sí, aún creemos en la humanidad y en el compañerismo godínez.

Productivos

Esto es lo que tal vez más le interesa al jefe: Está bien que hablemos de lo buena onda que pueden ser los godínez, pero al mandamás lo que le interesa es que la gente sea productiva. Y los godínez pueden serlo.

Aquí no promovemos la explotación laboral, pero es bien sabido que los godínez son muy chambeadores y se ponen la camiseta (siempre y cuando se sientan respaldados por el jefe o la empresa). Cuando es necesario, se fletan y se quedan para sacar esa chamba urgente, o aprovechan bien sus momentos para tener a tiempo los informes solicitados.

Incluso, algunos godínez (la mayoría) sienten como si se retorcieran en la silla cuando una junta se alarga debido al jefe que se poooone a platicar de lo que hizo el fin de semana, o que si vio tal película (a ese jefe le dicen el ‘sinamigos’, por cierto). Lo que quieren los godínez es volver de volada a su lugar para terminar la chamba.

Sí, les gusta echar el chal, pero los godínez, cuando de chamba se trata, se aplican.

¿Qué otras cosas positivas te laten de los godínez?

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