Empecemos con las no tan buenas. Chad Ochocinco puso la vara tan alta que, quienes quieren competir con él, han llegado al punto de contratar creativos de
agencias de publicidad para que les armen algo.
Desafortunadamente, a veces nada tiene sentido. ¿Por qué un celular? ¿Le habló a su mamá a decirle que
anotó? ¿A la mamá del defensa para
ofenderla? ¿Pidió unas pizzas y
unas chicas para después del juego?

¿Por qué no mando un mensaje y ya? Así se ahorraba un dinerín.