Con la primera parte de la última entrega de la película a la vuelta de laesquina, la Pottermanía está a nada de desatarse por completo sobre nosotroscon toda su ira. No miento, soyuno de ellos, sólo que un poquito más reservado. Acepto que fui al Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo a las 12de la noche a recoger mi libro y nada. Repito, NADA.

NADA, me había preparado para lo que me esperaba.

Me había preparado para loque me esperaba: filas tipo Disneycon fans disfrazados, bufandas, escobas, varitas, porras a Harry, cámaras detelevisión y un total como de 5 horas para llegar a recoger mi libro hicieronque mi novia se apenara muchísimo de mí y que yo regresara al otro día por milibro.

Aún así, si juntan a todos esos fans que ví, no lograrían armar a éste: