Durante los años posteriores a la Revolución, la Ciudad de México experimentó una importante ampliación hacia lugares cada vez más lejanos del Centro; así, se construyeron nuevas colonias, como la Condesa, Polanco y una que todavía conserva cierto sabor de sus orígenes: Clavería.

Localizada en Azcapotzalco, al norte de la Ciudad de México, la historia de la colonia Clavería se remonta al siglo 16 cuando –según se cuenta- el mismo Hernán Cortés pisó esas tierras y las repartió entre la gente que lo había apoyado durante la Conquista.

Un par de siglos después, eso fue una importante hacienda que, como sucedió con muchas de las haciendas durante la Revolución Mexicana, le fue despojada a sus dueños originales durante el primer cuarto del siglo 20.

En donde se encontraba “el casco” de esa hacienda, que era conocida como San Antonio Clavería, y donde hoy está la Avenida Egipto y la Avenida Azcapotzalco, se localiza la sede de la IPADE Business School (“el IPADE” para los cuates), una de las escuelas de negocios más reconocidas del mundo.

Justo en lo que hoy es la Avenida Azcapotzalco, se encontraban varias casas de veraneo de personas “de alcurnia” durante la época del Porfiriato, y todavía pueden verse algunas de ellas.

A unas cuadras de ahí, en la calle de Floresta, se encuentra el primer local de la ahora muy popular cadena de restaurantes de pozole (bueno, “de comida mexicana”) La Casa de Toño. Fue en 1983 cuando, con un anafre y un comal, Marco Antonio Campos y su abuela vendían ahí quesadillas, el éxito fue tan grande que para 1985 ya contaba con un pequeños establecimiento y ahora, 31 años después, ya ocupa casi media cuadra.

En la misma calle está la Librería Parroquial que, aunque fue fundada en los 60 para vender libros religiosos, pronto se convirtió en una excelente opción para encontrar todo tipo de textos (incluyendo escolares) a precios accesibles, especialmente antes de que se popularizaran las Librerías Gandhi.

Su primera sede no fue ahí, sino a unas cuantas cuadras de distancia, justo frente a la Parroquia de la Inmaculada Concepción, la cual cuenta con un anexo donde también ofician misas porque ahí cabe más gente. Es como dos templos en uno.

Esta parroquia se encuentra en la llamada “Glorieta de Clavería”, la cual marca el inicio de la parte principal de la Avenida Clavería, la cual es el corazón comercial de la colonia y que hoy está llena de restaurantes, principalmente de tacos, que le dan un característico olor a garnacha que permanece día y noche.

Uno de los restaurantes más tradicionales es el de las pizzas Marco Polo, donde se pueden degustar delicias europeas en un ambiente que nada le pide a un real restaurante italiano.

En esa zona se encuentra también la panadería, la vinatería, la tortillería y el mercado, ya que en el trazado inicial de la colonia ese era el centro comercial, de la misma forma en que “Polanquito” fue creado para Polanco.

A unos metros, está Patio Clavería, el recién inaugurado centro comercial que llevó los nuevos tiempos a la colonia (¡hasta Starbucks tiene!) y que rescata una de las tradiciones que durante años distinguió a ese barrio: el cine. En ese terreno se encontraba hasta finales de los 80 el cine Cuitláhuac, uno de esos grandes cines viejos en los que cabían centenares de personas y se podía jugar bajo la pantalla antes de que iniciara la función. Hoy, en la planta alta de ese lugar, se encuentra un Cinemex.

Si se avanza más sobre la Avenida Clavería, se llega al Parque de la China, el cual es un punto de reunión para quienes hacen ejercicio por las mañanas, para los chavitos que quieren jugar el fin de semana y hasta para eventos culturales.

Cuenta la leyenda que ahí se encontraba un vivero de la familia Matsumoto, unos destacados floristas de origen japonés que desde finales del siglo 19 se establecieron en la Ciudad de México y llegaron a tener una cadena de florerías. Tiempo después, la familia donaría ese terreno para un parque, de ahí el nombre de “de la China”.

En este lugar, corazón de la colonia Clavería, se encuentra una estatua de José José, quien fuera uno de los vecinos destacados del barrio, en el que también vivieron otros famosos, como el comediante Flavio (los Millennials no lo concen) y Paty Chapoy.

Ahí frente al parque hay una peletería, que es muy popular los fines de semana, y más adelante, casi llegando a la Avenida Cuitláhuac (donde acaba la colonia), está el prestigiado restaurante Nicos, que está ahí desde finales de los 50 y todavía conserva su atmósfera original. Muy cerca de ahí, pero del otro lado de la avenida (técnicamente ya es la otra colonia), se encuentra el primer restaurante de la cadena El Bajío, el cual abrió en 1972.

Así que Clavería es un lugar lleno de historia, gastronomía, diversión y cierto sabor a pueblo que todavía se puede apreciar en sus zonas que se encuentran alejadas de las áreas comerciales y en donde, inclusive, se mantienen tradiciones, como un nacimiento que anualmente colocan en la casa de una familia que vive la calle de Nilo. La arquitectura también es algo interesante de esta colonia, ya que se pueden descubrir construcciones con estilo art decó o californiano como las que se encuentran en la Condesa, Polanco o la Roma.

Hay que darse una vuelta por Azcapotzalco para cambiar de aires y visitar –o descubrir- este lugar de la Ciudad de México.

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