“No activos, no pasivos, no sexo anal, no perras, no trans, no “manginas” (hombres con vagina), no géneros mezclados, no faltas de respeto: sólo hombres que aman a otros hombres como hombres. ¡Nosotros somos los g0ys!”

Así comienza el “Manifiesto g0y” que se encuentra alojado en la página g0ys.org. En apariencia, podría ser sólo una preferencia más en el laberinto intransitable de las siglas que componen al colectivo LGBTTTIQA (más los que se acumulen). Sin embargo, los g0ys desde su manifiesto buscan dejar muy claro que son una especie que se cuece aparte.

Primero, para los que no saben cómo funcionan las relaciones gays convencionales, el sexo anal es una de las maneras más comunes (aunque no la única) de relacionarse sexualmente. En esta práctica, uno de los dos “da” (activo), mientras que el otro “recibe” (pasivo). Por supuesto, estos roles no son absolutos ni inamovibles: algunos hombres, denominados a sí mismos versátiles o “inters”, disfrutan tanto dando como recibiendo. Pero los g0ys han renunciado a todo esto y lo rechazan categóricamente.

¿En qué son diferentes los g0ys a los gays?

Pues bien, los g0ys —quienes se representan a sí mismos con una bandera en diversos tonos de azul diseñada por el sociólogo brasileño Joseph Campestri— dicen tener cinco ejes rectores: amor, confianza, respeto, discreción y masculinidad. Los g0ys sostienen que aman a otros hombres, pero que no se identifican con los estereotipos predominantes de la cultura gay, como los juegos de palabras (‘perra’, ‘reina’, ‘pasiva’) ni con el afeminamiento.

Tal vez la característica que más los define es que no practican el sexo anal, pues desde su perspectiva —y según su manifiesto— “es sucio, denigrante y ofensivo para la masculinidad”. ¿Cómo expresan y disfrutan su sexualidad entonces? Mediante la práctica del frottage o frot (frotamiento del cuerpo), los besos, las caricias, el faje y las expresiones de afecto que no impliquen que uno de los dos se vea sometido por el otro, ni pierda su masculinidad.

¿Una opción inofensiva?

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bandera (goys.org)

Ahora bien, aunque esto a simple vista pudiera parecer sólo una opción más dentro del abanico de preferencias homoeróticas —como las personas asexuales, que sostienen no sentirse atraídas por el acto sexual—, no es necesario ser muy brillante o perspicaz para darse cuenta de que estas formas “alternativas” de vivir la sexualidad tienen poco de inofensivas. ¿Por qué? Porque perpetuan el machismo y la homofobia internalizada que de por sí ya permean a la comunidad gay.

Según los g0ys, quienes usan el número ‘0’ en lugar de la a para el conformar su nombre, el que un hombre sea receptor o pasivo es una cosa denigrante, pues lo hace perder su masculinidad. Esto no sólo es claramente discriminatorio hacia los homosexuales pasivos, sino que, si lo pensamos, también es un asunto de profunda misoginia. Mientras que la masculinidad es su Santo Grial, el tener un rasgo remotamente femenino se vuelve indeseable, como si ser mujer fuera lo peor que pudiera pasarle a un ser humano.

No es casual que dentro de su manifiesto rechacen no sólo al sexo anal, sino también al afeminamiento, a los travestis, a “las manginas” y todo aquello que pueda parecer remotamente femenino. Como si se tratara de un Club de Tobi gigante, excluyen no sólo a las mujeres, sino a cualquier hombre que no camine derechito y se ajuste a sus patrones. No es casual tampoco que su bandera esté conformada por diferentes tonos de azul, porque, claro, según ellos el azul es para los hombres, y el rosa, su antítesis, es cosa de mujeres.

¿Tú que piensas de los g0ys? ¿Sólo una alternativa más o una forma de discriminación?

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