Tener un auto es como tener un hijo.
Un hijo único que exige todos los juguetes, comida, ropa y dulces que ve, y que
se enferma cada 15 días sólo por el gusto de ver a sus padres vueltos locos
mientras intentan que no se sienta mal. Lo peor es que en este país no sólo debes
gastar para mantenerlo, sino que debes pagar por tenerlo. Así de estúpida la
situación.




Sí, aunque se vea así.




Esta semana, como dicen los clásicos,
nos la dejaron caer de nuevo. Ya no sólo es la tenencia, la verificación, las
multas… ahora también hay que
pagar por cambiar la tarjeta de circulación por una con “chip”. Son 300 varitos los cuales no te podrás
gastar en unas chelas, sino que se irán directito al baúl del tío Marcelo y sus
amiguitos.




¿’Ora qué me invento pa`sacar lana?




El gobierno capitalino pretende
recaudar unos 300 millones de pesos por el cambio de la tarjeta. Ellos dicen
que la movida, que es obligatoria y para lam cual deberás tener todas tus licencias
y multas pagadas, no es para sacar lana, sino que es parte de un “acuerdo
federal”. Si todos los “acuerdos federales” que ha hecho el GDF los cumpliera,
esta ciudad sería como Copenhage y no el set de película de ficheras que es
ahora. Pero éste sí decidieron cumplirlo y hay que romper la alcancía. Y obvio
perder medio día en lo que vas a sacarla y buscarla y esperar a que las secres
terminen de comerse la torta y limarse las uñas. Ah cómo los odiamos. Sí, los
odiamos. ¿Tú no?




Sra. de Ebrard: un favor, no lo haga enojar que

nosotros
pagamos los platos rotos.