¿Éste qué?

El mismísimo Potrillo, profesional en el humedecimiento de prendas íntimas femeninas y gran amante de los ratones. Su gran mérito: ser hijo de Chente y haber brincado de la ranchera al pop indiscriminadamente.

¿Podría ser más odioso?

Podría. Si diera más conciertos y saliera más en la tele y creyera que puede interpretar a Zapata y a Villa en la misma película. O si se clonara.

¿Cómo podríamos no odiarlo?

Difícil. Tal vez si le ponemos atención sólo a su voz (el canijo canta como si no hubiera mañana). Pero nah.

Alejandrómetro: Entre los Alejandros odiosos, el Potrillo ocupa indiscutiblemente la primera posición.

¿Cómo los ves? ¿Cuál es el Alejandro que más te choca?