Por Ruy Feben,
nuevo fan del Monumento al Perro Callejero.

Recordarás que hace unos meses hicimos la primera entrega de este texto. Bueno: van otros siete monumentos estúpidos, para que sigas riéndote de nuestras “estuatas” (y nos regañes si lo merecemos, y nos digas cuáles se nos escaparon). van.

¿Esto qué es?
No nos digas que no te acuerdas de Juanito. Sí: el “delegado electo” de Iztapalapa (a quien, por cierto, le hicimos una buena semblanza), quien, a estas alturas, se ha convertido en el símbolo de todo lo que es chafa en nuestra vida política: primero le dio al Peje una patada en el trasero, luego se arrepintió. luego que siempre no, al final cedió el cargo (aunque dice que va a volver), y a últimas fechas consiguió lo que siempre quiso en realidad: la fama, a través de una obra de teatro (¿o será de “tiatro”?) que se llama “Ay, Juanito, no te rajes“. Bueno: para acrecentar la fama de este personajazo (que, por lo demás, es como un niño suelto en dulcería), el escultor Bernardo Luis López Artasanchez (tal vez lo recuerdes por otras creaciones como la estatua de Edgar “el caso cero” Hernández en Perote, o la de Vicente Fox) se aventó la efigie del susodicho. Después de escribir esta última oración, nos preguntamos seriamente si López Artasánchez debiera ser considerado como escultor de verdad…

¿Dónde está?
Justo ahora, la estatua de Juanito acompaña a Juanito en sus diversos recorridos, cual Mini-me de bronce. Próximamente se instalará en la delegación Iztapalapa, quizá en César Elpicio Canales, el feudo de Juanito.

¿Se podría poner más feo?
El “escultor” de esta obra dijo estar seguro de que Juanito es un ejemplo, que porque ha expresado su intención de terminar la escuela. Y auguró que seguramente el hijo o el nieto de Juanito serán presidentes. ¿Así, o más feo?